Qué es de la vida de Antonio Rattin, el emblema de Boca que se sentó en la alfombra de la Reina Isabel
El legendario ex futbolista tiene 85 años. En 1966 protagonizó en el Estadio de Wembley un episodio que trascendió el deporte durante el Mundial de Inglaterra, después de haber sido expulsado contra los locales.
Veinte años antes de padecer a Diego Armando Maradona en los cuartos de final de una Copa del Mundo, los ingleses sufrieron con Antonio Ubaldo Rattin: emblema de Boca, misma instancia del torneo, mismo adversario, número 10 de la Selección en la espalda, cinta de capitán en el brazo y temperamento transgresor para hacer un gol con la mano en el Estadio Azteca o para sentarse en la alfombra destinada a la Reina Isabel en Wembley.
Rattin había debutado una década antes en Primera con la camiseta de Boca, la única de club que usaría durante una carrera extendida hasta 1970. En el estreno le tocó enfrentar a River en la Bombonera y marcar al ya veterano Ángel Amadeo Labruna, ícono del máximo rival. “Tranquilo, pibe, vas a jugar muchos clásicos”, le dijo el goleador millonario después de la segunda entrada fuerte del volante central.
Ubaldo Rattin, de Boca a la Selección
Con un alto protagonismo en el campeonato argentino, por aquel entonces uno solo y largo por temporada, Rattin se transformó en uno de los habituales convocados a la Selección, al margen de entrenadores y estilos. Su porte en la media cancha, una técnica más que aceptable para un futbolista de 1.90 metro, su voz de mando y una interesante cuota goleadora para el puesto lo volvieron un infaltable.
El Rata estuvo en el Mundial de Chile, en 1962, y fue nuevamente citado para el de Inglaterra, cuatro años más tarde, en ambos casos bajo la conducción de Juan Carlos Lorenzo. En el de 1966, sin embargo, se supo luego que el dirigente Valentín Suárez -hombre fuerte de Banfield y de la Asociación del Fútbol Argentino- influyó en el armado del equipo al constatar la mala relación entre el DT y los integrantes del plantel.
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En un Mundial con apenas 16 países, Argentina cayó en un grupo bravísimo con tres europeos. Sorprendió con un doblete de Luis Artime para la victoria 2-1 sobre España; aguantó el 0-0 ante la Alemania de un joven Franz Beckenbauer en un partido muy áspero (fue expulsado el tucumano Rafael José Albretch) y logró un 2-0 ante Suiza (otro de Artime y uno de Ermindo Ángel Onega) que lo clasificó a los cruces decisivos.
En cuartos tocó la eliminatoria más difícil, contra el local. Los ingleses eran poderosos: un gran arquero, Gordon Banks; un defensor rudo (Nobby Stiles) y otro fino (Bobby Moore); el talento no exento de esfuerzo de Bobby Charlton y la capacidad anotadora, sobre todo vía aérea, de Geoffrey Hurst. Argentina, con mayoría de jugadores de Boca y River en su alineación, salió con un plan conservador, tomando pocos riesgos.
El primer tiempo se caracterizó por frecuentes interrupciones. Cada falta se discutía y al árbitro Rudolf Kreitlein, sin tarjetas aún, se le dificultaba imponer orden. Tampoco ayudaba la falta de entendimiento con el idioma. Un dato, sin ánimo de resucitar conspiraciones: el juez de Inglaterra-Argentina fue alemán y el de Alemania-Uruguay, otro de los choques de cuartos, fue inglés. A los uruguayos les echaron dos jugadores y perdieron 4-0…
La expulsión de Rattin y una ofensa a la Reina Isabel
Transcurridos 30 minutos de un friccionado Inglaterra-Argentina, Rattin ya había sido advertido por un foul y sus permanentes reclamos. De pronto, con la pelota del lado izquierdo en poder de su amigo Silvio Marzolini, Kreitlein detuvo las acciones para echar al 10 albiceleste (el Rata usó ese dorsal en vez del 5 que siempre lo identificó, presuntamente por algún artilugio o alguna cábala del Toto Lorenzo).
A partir de ese momento se generó la leyenda: los insultos del público, la entrada de un traductor para explicarle al sancionado que debía irse, los zamarreos de José Omar Pastoriza (suplente) a Kreitlein y una interminable caminata de Rattin alrededor del campo que incluyó el manoseo despectivo a un banderín del córner, con los colores británicos, y la ofensa mayor: sentarse en la alfombra roja destinada a Isabel II.
Un cabezazo de Hurst, que no pudo detener Antonio Roma pese a su vuelo, decretó el triunfo inglés y su pase a la siguiente instancia. Oscar Más se perdió la más clara de Argentina. En semi los dueños de casa superaron 2-1 al Portugal de la Pantera Eusebio. Luego, en la final, les ganaron 4-2 a los alemanes en tiempo suplementario (2-2 al cabo de los 90 minutos) y con un gol escandalosamente inválido.
Otro hito curioso ocurrido a partir del incidente en Wembley fue que promovió un cambio histórico en el fútbol: dadas las dificultades de comunicación que se vieron en el momento en que el árbitro le debía informar la expulsión a Rattin, fue que la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) implementó el uso de las tarjetas amarilla y roja para marcar las sanciones a los protagonistas de un partido.
A diferencia de lo sucedido después de otras eliminaciones, la Selección fue bien tratada a su regreso al país e incluso disfrutó de los honores de una recepción oficial. El propio Rattin, 85 años cumplidos, suele recordar una anécdota que describe a la Argentina de entonces: “Cuando nos fuimos al Mundial, el presidente era (Arturo Umberto) Illia. Cuando volvimos, (Juan Carlos) Onganía nos recibió en la Casa Rosada”.
La leyenda del Rata
Nacido el 16 de mayo de 1937 en Tigre, Ubaldo Antonio Rattin es un producto puro de los potreros del Conurbano. Y un emblema de Boca, ya que es uno de los casos en el fútbol argentina que vistió una sola camiseta en toda su carrera. En el Xeneize, el Rata jugó 352 partidos entre 1956 y 1970. Los goles no eran lo suyo, sólo anotó 28, sino la prestancia y la presencia en el mediocampo.
Con su liderazgo, obtuvo cuatro títulos en el club de La Ribera (los de Primera División de 1962, 1964 y 1965, y la Copa Argentina de 1969). Y llegó a la final de la Copa Libertadores de 1963, que perdió contra el legendario Santos de Pelé. En la Selección, en tanto, disputó 33 encuentros (un gol) y conquistó la Copa de las Naciones de 1964, jugada en Brasil.
Tuvo una corta trayectoria como entrenador, desde que en 1975 comenzó en Estudiantes de Río Cuarto hasta que cerró en Boca en 1980. En el medio, dirigió dos veces a Gimnasia Esgrima La Plata y una a Tigre. Haberse alejado del fútbol de manera tan prematura, cuando tenía 43 años, no le quitó popularidad, la que le permitió ser electo diputado nacional en 2001, con el espacio político liderado por el ex comisario Luis Abelardo Patti, y convertirse en concejal en Vicente López en 2005, dentro del Frente Justicialista.
“Mi comienzo en el fútbol fue en el Juventud, que hoy es un equipo de baby. Después me entreveré en los duelos de barrio con el Santa Magdalena, de Villa Urquiza, Y estando allí, Rubén Farías, que era compañero mío y ya jugaba en Boca, le dijo al Nano Gandulla: ‘Vaya a ver un cinco que la rompe…’. Y Nano me vino a ver a una canchita de Belgrano. Chacarita me ofreció 5.000 pesos en la mano, Tigre me vestía de pies a cabeza… Pero yo elegí ir a Boca”, contó hace un tiempo Ubaldo Antonio Rattin. En Boca también lo eligieron.