El día que Aníbal Fernández le vendió a San Lorenzo el pase de un DT, Ricardo Caruso Lombardi
Presidía a Quilmes cuando desde el Ciclón, amenazado por los promedios, vinieron a buscar al técnico de los milagros. Aceptó cederlo después de que le pagaran una cláusula y terminó festejando el ascenso con los Cerveceros.
Aníbal Fernández, convocado en una emergencia, puede presentarse como el bombero de un gobierno preso de las llamas tras la derrota electoral. El flamante titular del Ministerio de Seguridad de la Nación vendría a funcionar como una especie de Ricardo Caruso Lombardi de la política: lo llamaron para evitar que la caída del domingo 12 de septiembre en las PASO termine en un descenso al llano del Frente de Todos.
Se conocen bastante Aníbal Fernández (64 años) y Ricardo Caruso Lombardi (59) del tiempo compartido en Quilmes. Uno era presidente del club y otro su director técnico cuando se produjo una situación común en el fútbol que derivó en una resolución inusual. Sucedió hace ya casi una década y vale recordarla.
Cuando Aníbal Fernández vendió el pase de un DT
Quilmes había descendido en 2011. Pese a la levantada que tuvo con la llegada del Mago Caruso Lombardi, no le alcanzó un vigoroso sprint final en el Clausura para evitar el retorno a la B Nacional. Lo acompañaron tres pesos pesado del fútbol argentino: Huracán, Gimnasia y Esgrima La Plata y nada menos que River. Con buen criterio, Aníbal Fernández -máxima autoridad del Cervecero- decidió mantener al verborrágico entrenador en su cargo.
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Fue una temporada atípica aquella de la B Nacional, con transmisión por la TV Pública, altas recaudaciones y generosa difusión de los medios. Algunos, sin temor al ridículo, compararon el nivel del torneo con el de las principales ligas europeas… Quilmes, Central, Boca Unidos, Instituto -con un deslumbrante Paulo Dybala- y lógicamente River fueron grandes animadores desde el comienzo.
Durante un partido entre Millonarios y Cerveceros en el Monumental, que terminó empatado, Caruso Lombardi se cruzó feo y delante de las cámaras con Alejandro Domínguez, el Chori, un ex jugador de Quilmes que se fue muy mal de la institución y había vuelto de Europa para reforzar al equipo de Matías Almeyda.
El incidente no fue relevante para Aníbal Fernández. Su objetivo consistía en devolver a Quilmes a la máxima categoría y, con Caruso Lombardi al mando, la nave parecía marchar segura hacia el puerto deseado.
Por aquellos días, en el Clausura 2012, otro club de renombre hacía cuentas con el promedio. San Lorenzo de Almagro, dirigido por un referente como Leonardo Carol Madelón, venía a los tumbos. Sus hinchas más veteranos no querían sufrir un segundo descenso (en 1981 ya lo habían padecido) y después de un 0-2 de local ante Boca, que encima puso suplentes, el presidente Carlos Abdo comenzó a buscar desesperadamente una tabla de salvación.
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Ricardo Caruso Lombardi, quien ya había salvado a Tigre, Argentinos, Newell’s y Racing de situaciones similares, surgía como el hombre indicado para evitar que San Lorenzo se convirtiera en el primer grande con dos descensos. Y Abdo fue a buscarlo. Al DT le interesaba el desafío, pero existía un inconveniente: estaba vigente su contrato con Quilmes y Aníbal Fernández no parecía dispuesto a soltarlo.
La jugada de Aníbal Fernández: largó al DT y subió igual
Las negociaciones fueron arduas. San Lorenzo creía que solo con Caruso Lombardi ahuyentaría a los fantasmas y presionaba por incorporarlo. Aníbal Fernández especulaba con esa necesidad y tenía papeles que avalaban su firmeza. Finalmente, Casla aceptó pagar una cláusula de 150.000 dólares por la rescisión del convenio de Caruso Lombardi (como cuando un club quiere comprar el pase de un jugador) y se terminó llevando al coach milagroso. También absorbió una deuda de medio millón de pesos que Quilmes mantenía con el entrenador.
La historia tuvo final feliz para San Lorenzo. Enfrentó a Instituto en la Promoción, le ganó 2-0 en Córdoba, igualó 1-1 en el Bajo Flores y aseguró así su permanencia en la A. Algunos de esos mismos futbolistas del Ciclón, con Edgardo Bauza como DT, levantarían dos años más tarde la Copa Libertadores.
También fue grato el cierre para Quilmes. Con Omar de Felippe en la conducción, logró un inmediato regreso a Primera. Aníbal Fernández festejó por partido doble: el ascenso y el dinero por la cesión de su codiciado técnico.