La increíble relación de amor y odio entre Boca y Quilmes: de piedrazos y batallas campales a ser clubes amigos
El Xeneize le cedió al Cervecero el predio de Casa Amarilla para la pretemporada. Entre equipos surgió una rivalidad hacia 1978, cuando pelearon el Metropolitano. Y en 2022, hinchas de ambos equipos protagonizaron incidentes en Mendoza.
Vuela uno de los arqueros de Quilmes con la Bombonera de fondo.
Quilmes es el decano del fútbol argentino: fue uno de los integrantes de la federación que precedió a la AFA y, aunque estuvo unos años desafiliado, es el único que formó parte de la misma desde 1893 hasta el momento. Boca, por su parte, comenzó a competir en 1908, tres años después de su fundación.
Los primeros enfrentamientos entre Boca y Quilmes
El primer cruce entre ambos clubes fue para el equipo del sur del Conurbano bonaerense: Quilmes venció 2-1 a Boca el 20 de julio de 1913, por la décima fecha del Campeonato de Primera División. El siguiente duelo fue goleada 7-0 para el Xeneize y durante los años siguientes no jugaron mucho: Quilmes descendió y, al volver, quedó en la otra asociación.
Se reencontraron en 1927 y durante una década Boca se impuso ampliamente en el historial. Las fluctuaciones de Quilmes entre la Primera y el Ascenso provocaron que haya pocos partidos entre ambos
El campeonato de Quilmes
Para 1978, el Cervecero llevaba seis descensos y había estado a dos puntos apenas de volver a caer en la segunda división. Por su parte, Boca atravesaba una de las mejores épocas de su historia: había sido bicampeón en 1976 (Metropolitano y Nacional, con final ganada al River de Ángel Labruna), era el vigente campeón de la Libertadores y ese año, además, conquistó la Copa Intercontinental en Alemania.
Los duelos entre ambos fueron con saldo positivo para el Xeneize: en La Boca prevaleció 2-1 (Milozzi en contra y Mastrángelo para el local; descontó Echauri para la visita) y empataron 0-0 en Quilmes, en un encuentro con poquísimas llegadas.
Sobre el tramo decisivo de aquel maratónico torneo de 40 fechas, el Cervecero, conducido por José Yudica, emprendió la remontada y terminó la gesta con un 3-2 en Rosario. Lo ayudó en la penúltima jornada el sorpresivo empate de Estudiantes de Buenos Aires, que luego descendería, ante los dirigidos por Juan Carlos Lorenzo.
El cordobés Luis Andreuchi -con dos penales ante Central- y el marplatense Jorge Gáspari -autor del gol decisivo con un zurdazo desde el borde del área- fueron los héroes de la máxima conquista quilmeña.
Las piedras de Mendoza
Más allá de aquel certamen que definieron mano a mano y de los cantitos de tribuna, la rivalidad se vio atenuada por la discontinuidad de los cruces. Para volver a ganarle a Boca, Quilmes tuvo que atravesar tres descensos: recién en 2004, con Gustavo Alfaro en el banco, se impuso 2-0 ante un equipo alternativo de su rival, ya que el Xeneize se enfocaba en la Libertadores.
El último gran enfrentamiento entre ambos se dio el año pasado por Copa Argentina: Quilmes había dejado en el camino al Rosario Central de Carlos Tevez y se encontró con Boca en cuartos de final. El Xeneize jugó con mayoría de suplentes y por varios tramos del partido se vio superado por su rival, aunque su poder de fuego fue demasiado para el Cervecero.
A 30 años de un bochorno: el día que Independiente abandonó en un clásico contra Boca
Cuando Boca ganaba 3-1, Quilmes descontó por intermedio de Mariano Pavone e inmediatamente comenzaron los incidentes: la parcialidad quilmeña rompió su alambrado e intentó avanzar hacia la platea rival. El partido estuvo detenido durante 20 minutos, en los que tuvieron que intervenir agentes de Policía y de Bomberos para frenar los piedrazos y destrozos.
Un préstamo inesperado
La noticia sorprendió: Boca le prestó gratuitamente a Quilmes las instalaciones de Casa Amarilla. Con el plantel xeneize en Abu Dhabi, para disputar la Supercopa Internacional ante Racing, la dirigencia -con la venia del Consejo de Fútbol- le cedió al Cervecero durante cuatro días las canchas del Complejo Pedro Pompilio.
Quilmes no tuvo una buena temporada en la Primera Nacional 2022: quedó fuera de la lucha por subir a la A y no logró clasificarse para la Copa Argentina 2023. Bajo el mando de Mario Sciacqua, será uno de los históricos en una competencia que involucrará a 37 equipos y se dividirá en dos zonas. Los líderes de cada grupo definirán el primer ascenso y el segundo se resolverá a través de un reducido.
