De vivir en una fábrica a firmar contrato con Williams: Franco Colapinto, el chico de Pilar que se acerca a la Fórmula 1
Tiene 19 años y firmó un contrato con la escudería británica en la que corrió Carlos Reutemann. Competirá en dos categorías promocionales para buscar desembarcar en el certamen más importante del automovilismo mundial.
Con sólo 19 años, Franco Colapinto se volvió la esperanza más grande que tiene Argentina de volver a contar con un representante en la Fórmula 1, el campeonato de automovilismo más importante del mundo. Oriundo de Pilar, vive en Europa desde el año 2018 y acaba de firmar contrato con la escudería británica Williams Racing, con la que Carlos Reutemann supo ser subcampeón mundial en 1981.
El joven pilarense no se olvidó de su compatriota al dar la noticia de su incorporación a la escudería como parte de su academia de pilotos. «Es un verdadero honor unirme a Williams Racing como Academy Driver. Son uno de los equipos más exitosos en la historia de la Fórmula 1 y espero seguir los pasos de mi compatriota Carlos Reutemann. Es una oportunidad increíble por la que estaré eternamente agradecido. Gracias a todos en Williams por confiar en mí», expresó en sus redes sociales.
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Colapinto competirá durante este año en la Fórmula 3 (será su segunda temporada) bajo el ala del equipo MP Motorsport, uno de los más fuertes de la categoría. En 2024 se buscará que pase a la Fórmula 2 y, para 2025, si los resultados y su crecimiento acompañan, pegar el gran salto a la Fórmula 1, la elite del automovilismo donde Argentina no tiene pilotos desde 2001 cuando participaba Gastón Mazzacane.
El posible ingreso del piloto de Pilar a la máxima categoría genera gran expectativa en un país tan «fierrero» como el nuestro y con grandes emblemas en el deporte que supieron triunfar a nivel mundial como Juan Manuel Fangio (campeón 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957), José Froilán González (primer ganador con Ferrari en 1951 y subcampeón en 1954) y el mencionado Reutemann (subcampeón en 1981 y tercero en 1975, 1978 y 1980).
El plan para acercar al joven de Pilar a la Fórmula 1
Desde 2019, el piloto de Pilar es representado por la empresa Bullet Sport Management. Sus managers, María Catarineu y Jamie Campbell-Walter se encargan de ubicarlo en distintos equipos. Para esta gran oportunidad, hubo importantes reuniones pero fue clave mostrar que contaba con patrocinantes en la Argentina, una tarea que incluyó negociaciones en el país para conseguir apoyo económico.
Uno de ellos llegó de la mano del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, que conduce Matías Lammens, para que el auto que maneje Colapinto lleve la inscripción «Visit Argentina». A su vez, Rubén Salerno, ex piloto de Turismo Carretera, TC 2000 y Top Race, es amigo del padre de Franco y conocido en el ambiente del automovilismo nacional, mantuvo negociaciones de dos años con la petrolera estatal YPF para conseguir el patrocinio, algo que hoy es un hecho.
El joven ya conoce muy bien el MP Motorsport, ya que con ese equipo fue tercero en el campeonato de Fórmula Renault Europea 2020 y ganó dos carreras de la Fórmula Regional Europea en 2021 (Circuito Red Bull Ring de Austria y de Valencia, en España). Así llegó a la Fórmula 3 el año pasado.
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Franco contó que su papá, Aníbal Colapinto, supo tener un equipo de Turismo Carretera, el JC Competición, y ser patrocinador de varios pilotos. Él fue quien le compró un cuatriciclo cuando tenía cuatro años. «No llegaba ni a pasar los cambios», contó. Y luego lo llevó a correr en kartings a los 7 años. «Siempre me ayudó a mejorar. Fue como mi entrenador y le debo gran parte de lo que aprendí desde chico», expresó.
Tras ganar el campeonato argentino de kartings, se radicó en Italia y contó que vivió en la fábrica del equipo de kartings para el que competía. «Llegué con 14 años a un país que no conocía, gente que no conocía, estaba solo y con un idioma del que no tenía idea de cómo se hablaba, viviendo con gente adulta en una fábrica, tratando de aprender el italiano, que no es un idioma tan complicado, pero era muy chico. Ese año fue el que más aprendí y del que más cosas pasé», recordó.
Dijo que estudiaba en un colegio bilingüe de Pilar pero el arte lo aburría. «Me gustaba mucho la mecánica. Quise entrar a un colegio técnico e hice los exámenes de ingreso para Ford y Techint. Entré a los dos pero me quedé con el segundo porque era más tecnológico. Estuve hasta tercer año y empecé a correr en Europa y tuve que dejar porque era todo muy presencial, tenía que soldar, usar el torno… Volví al colegio y me aburría, tenía muchísimas faltas e iba cada seis meses a rendir todo lo que me llevaba…».
Y reconoció: «Así fue un poco mi vida, yo estaba estudiando afuera, cada año vivía en un lugar nuevo y conocía gente, nunca me quedé en un lugar o establecí una relación. Fue bastante complicada mi infancia porque un chico normal tiene a sus amigos en el colegio, después va a la universidad, y empiezan a salir, y para mí es todo diferente y capaz que crecí más rápido para hacer lo que me gusta. Yo fui el que decidió irse de chico y perderme de todo lo que me perdí, cumpleaños de 15, estar con mis amigos, mi familia, pero bueno, son cosas que hay que sacrificar para lograr lo que uno quiere».
Por último, contó cómo fue la situación en la que le tocó correr una carrera fracturado y con poca visión. Al joven de Pilar le encanta andar en bicicleta desde hace varios años y en 2021, estando en Mónaco, fue descalificado de una carrera por un «error del equipo» y salió a andar por la ciudad francesa, pero tuvo un accidente.
«Delante tenía un Audi que frenó fuerte porque una persona puso el pie en la calle y acá respetan mucho eso y frenó de golpe. Le di al auto de lleno, de una y le pegué con la cara en el alerón que está arriba de la luneta y me partí la nariz, me abrí todo abajo del ojo y me hicieron once puntos», contó.
Tras la atención en el hospital, «al otro día yo tenía una carrera en Paul Ricard y fui con la nariz rota y casi no podía respirar. Con un ojo hinchado que casi no veía. Los del equipo me querían matar. Cuando terminó la carrera me fui a Mallorca (ciudad en la que vivo actualmente) porque tengo un conocido que es médico y me puso la nariz en su lugar». Dijo que no pudieron operarlo porque debían aplicarle anestesia y tenía que competir. «Entonces me lo tuvieron que hacer manualmente, me pusieron uno palos por la nariz», aclaró.
Y cerró: «No me había quebrado nunca, pero el dolor que tuve fue lo peor que me pasó en mi vida. Corrí la carrera quebrado, con un ojo menos porque no veía y casi sin poder respirar. Fue una locura (fue 12° en las dos carreras de la Fórmula Regional Europea). Es lo que hay y por suerte no me aburro».