De los potreros de Los Polvorines al Olímpico de Múnich: el día que al Beto Alonso lo apodaron el Pelé blanco
Fue hace medio siglo, en el histórico partido que Argentina le ganó 3-2 a la Alemania de Beckenbauer. El Beto le clavó un golazo de tiro libre a Maier, arquero del seleccionado que un año después se consagró campeón mundial.
El Beto Alonso nació hace 70 años en la localidad de Florida, en la zona norte del Conurbano bonaerense, pero se crió en Los Polvorines. En ese rincón del GBA fue donde descubrió su pasión por el fútbol y, de paso, lo que sería su hobby años después del retiro: el golf.
Sociedad de Fomento Textil, la cuna del Beto
Apenas unos meses antes del nacimiento de Alonso, la localidad de Los Polvorines vio el surgimiento de una sociedad de fomento que todavía lo acompaña: el Club Textil. Entre potrero y potrero, el niño Norberto también dejaba su magia en la canchita del barrio. Fue justamente allí, a diez cuadras de su casa, donde lo descubrió un enviado de River y le dijo al padre que se lo quería llevar.
En agosto de 2022 el modesto Textil cumplió los 70 años y el Beto estuvo presente mediante un saludo. En el club de la calle San Martín, además de jugar al fútbol, se puede hacer gimnasia, taekwondo y zumba, entre otras actividades. Y cuenta con salones para distintos eventos.
El Beto de River
La vida de Alonso está directamente vinculada a River desde los 9 años. Si le preguntan, hoy dice que es Millonario desde que se acuerda y que su ídolo era Ermindo Onega. Atrás quedaron la puja con su padre, que insistía en hacerlo hincha de Racing, y aquella producción de la revista El Gráfico en la que vistió la camiseta de la Academia.
El Beto tomaba el Tren Belgrano Norte, que lo llevaba de Los Polvorines y lo dejaba cerca del Monumental. Después de hacer todas las inferiores, su debut se dio el 8 de agosto de 1971 de la mano del brasileño Didí (compañero de Pelé en el Brasil bicampeón mundial).
Alonso se destacó enseguida pero River, que atravesaba su peor racha sin títulos, no lograba coronar. En 1972, cuando estuvo más cerca, perdió la final del Nacional ante San Lorenzo.
Salió por primera vez campeón en 1975 y en total cosechó nueve títulos con la banda (siete locales, la primera Libertadores y la única Intercontinental, tras la cual colgó los botines). El Beto alcanzó los 160 goles (seis a Boca) en 420 partidos y varios premios individuales. Su legado más grande estuvo en el juego: fue un fiel representante del paladar futbolístico del hincha de River y es uno de los máximos emblemas del club.
El Beto Alonso, el Pelé Blanco
El primero en llamarlo así fue Didí, el día que lo convocó para su estreno. El apodo quedó perdido y renació al año siguiente, cuando Alonso hizo el gol que Pelé no pudo: la tarde del 7-2 al Independiente campeón de América, el Beto fue a buscar un pase en profundidad y cuando enfrentó a Pepé Santoro fue para un lado y dejó que la pelota corriera para el otro costado. Apenas unos metros más adelante, la encontró y convirtió un gol legendario. El astro brasileño lo había intentado en el Mundial 1970 frente a Ladislao Mazurkiewicz, el arquero uruguayo. Sin embargo, no llegó bien pisado a la definición y el balón se fue al lado de un palo.
Con la experiencia de haber participado en el torneo juvenil de Cannes (lo que hoy sería el de L’Alcúdia y en algún momento fue Esperanzas de Toulon), en el que fue elegido como mejor jugador, Alonso se ganó rápidamente un lugar en la Selección mayor. Omar Sívori lo llevó a Europa para disputar un amistoso ante Alemania Occidental en el Olímpico de Munich.
Argentina, que venía de no clasificar a México 1970, se había puesto de arranque en ventaja por intermedio de Jorge Ghiso. Y minutos más tarde apareció el Beto: le quedó un tiro libre ideal para su zurda y la colocó en el ángulo superior izquierdo de Sepp Maier, legendario arquero del Bayern Munich. El marcador lo completó Miguel Ángel Brindisi, de penal, y luego llegaron los descuentos germanos, para que Argentina lograra una victoria que significó mucho en ese momento, frente al campeón europeo y futuro campeón mundial.
La historia de Alonso con Argentina fue menor a lo que se esperaba: se alejó de las canchas por un problema de salud y se perdió definitivamente el Mundial de Alemania 1974. Después volvió, pero su venta al Olympique de Marsella lo complicó: César Luis Menotti sólo convocaba a jugadores del fútbol local. Fue por ese motivo que volvió a River, pudo participar del Mundial 1978 y dar la vuelta, aunque sin mucha participación. En total sumó 16 partidos con la celeste y blanca.
El Beto polifuncional
Criado en una familia humilde, el joven Norberto tuvo que colaborar desde chico con la economía del hogar. Trabajó de madrugada en la feria de Munro (cerca de su lugar de nacimiento) en el orden y la limpieza de las frutas y verduras que luego iban a estar para la venta. También fue caddie (asistente de golfista) en Los Polvorines, donde descubrió que le gustaba ese deporte: con su hermano utilizaban fierros como palos y corchos como pelotitas.
Una vez alejado de las canchas, fue manager de River en la época de Mostaza Merlo DT e incluso llegó a dirigir en algunos partidos a Belgrano de Córdoba. Carlos Menem y Eduardo Duhalde lo llamaron para incursionar en la política, pero igual de rápidas fueron su entrada y su salida.
Llegó a ser panelista de TV y en dos ocasiones se presentó como candidato en las elecciones de River y en ambas salió segundo: como presidente en 1997 (ganó David Pintado) y como vice 2º de Hugo Santilli en 2001 (triunfó José María Aguilar).
De la mano de Rodolfo D’Onofrio volvió definitivamente al club en carácter de asesor de fútbol. Y aunque tuvo su partido despedida en 1987, con el estadio Liberti colmado, nunca terminó de decirle adiós al club donde creció. Hoy el Beto no se separa de River: va a la cancha, camina los pasillos, la gente le pide fotos y volvió a ser aceptado, luego de varios años de palabras muy críticas y peleas con las dirigencias de turno.