Cómo era Lionel Messi antes de viajar a Barcelona: el relato de sus primeros vecinos de barrio que se hizo viral
El astro argentino vivió hasta los 13 años en La Bajada, un humilde barrio de casas bajas en el sur de Rosario. Un posteo en redes sociales recopiló el testimonio de quienes lo conocieron y que contaron cómo fue en su infancia.
El vecindario de Rosario tiene múltiples murales del astro que retratan el orgullo que sienten sus vecinos.
La tarde en el barrio La Bajada, en el sur de la ciudad de Rosario, suele transcurrir silenciosa, como varios otros momentos del día. Es un vecindario humilde, de casas bajas y muy calmo, como muchos otros en toda la Argentina, y allí creció Lionel Messi, el deportista más reconocido en todo el planeta.
Nació en la casa de sus abuelos maternos, en la calle Estado de Israel al 400, y vivió en un domicilio de la calle Lavalleja, a pocos metros de allí: un chalé de los 90 a medio terminar, con frente de cemento, aberturas de madera y enrejado.
En esas calles por las que a menudo no transitaba «ni un alma», el pequeño que se convertiría en uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos, pateaba una pelota y se divertía jugando con sus amigos. Luego, su abuela materna (familia Cuccittini) lo empezó a llevar dos veces por semana a entrenarse en el Club Abanderado Grandoli, donde su padre, Jorge, dirigía los equipos de divisiones infantiles.
Un posteo en redes sociales recopiló los testimonios de quienes conocieron al pequeño Lionel Messi antes de convertirse en el gigante Lionel Messi y pudieron ver el principio de una historia que estaba destinada a convertirlo en una leyenda que, hoy, es el orgullo no sólo del barrio La Bajada, sino de toda la ciudad.
Cómo era Lionel Messi durante su infancia en Rosario
El usuario @JPAlagastino compartió un hilo en Twitter con distintos testimonios de quienes lo conocieron. Carlitos, el kiosquero del barrio y quien lo llevaba a jugar a todos lados, contó que ya de muy pequeño se divertía con chicos siete u ocho años mayores que él. «Los paseaba y los hacía enojar. Yo lo cuidaba», reveló, al tiempo que hizo hincapié en lo unido que era con sus amigos y su sentido de pertenencia.
Sentado en una reposera en la vereda, Rubén, el vecino que vive frente a la casa donde Lionel Messi creció, manifestó: «A Lio lo vi patear una pelota antes de saber caminar. Tenía 9 meses y mi señora lo cuidaba cuando su mamá se iba de compras». Y recordó cuando perdió una apuesta con él.
«El siempre andaba con la pelota. Yo volvía de hacer unos mandados y le dije de jugar a ver quién hacía más jueguitos. Empezó a hacerlos con los pies, rodilla, hombros, cabeza… Cuando llegó a ciento sesenta, le dije que me iba y ya volvía. Le debo una gaseosa», dijo. En su casa tiene un cuadro de aquel nene cuando, poco después, comenzaba su carrera en las juveniles del Barcelona.
Lidia, vecina cercana, comentó que lloró al verlo ganar la Copa del Mundo en Qatar y mostró una colección de camisetas e indumentaria de la Selección Argentina y del blaugrana que el futbolista le regaló en todos estos años, algunas firmadas y con dedicatoria.
En el posteo también aparecen distintas imágenes que aportaron otras personas que viven desde esa época en el barrio y que conservan fotos del Lionel Messi disfrazado de bombero, o jugando a ponerse mucha ropa en un cumpleaños, o incluso junto a compañeros de la Escuela N°66 General Las Heras, en el barrio Presidente Perón, donde se notaba que todos eran más altos que él. Entre esas imágenes hay una con Cintia Arellano, la amiga de su infancia con la que compartían las tardes de juegos.
Sin embargo, su tamaño nunca habló por él como sí lo hizo su talento: en el «pan y queso» para definir los equipos en los partidos de fútbol con los que se divertía en el barrio, todos los chicos querían elegirlo a él. «Nosotros teníamos 13 o 14 años y él 7, y lo elegíamos. Era el más enano pero no le podían sacar la pelota. Los hermanos le daban patadas y lo han levantado por el aire y él seguía y enseguida la tenía de vuelta.», reveló otro hombre que lo conoció.
Su historia de sacrificio, superación y grandeza, acompañada de la humildad que lo caracteriza y que lo llevó varias veces de vuelta al barrio donde siente que pertenece, hacen que la retribución sea incalculable: no sólo es el orgullo de todos sino que hacia donde se mire hay representaciones suyas. Un mural en la calle 1° de mayo, otro en un paredón del club La Bajada donde supo jugar y un mural que resume lo que se vive allí a la perfección: «De otra galaxia y de mi barrio». Vestigios del amor de esa humilde zona de Rosario que comparte con el mundo a su vecino más ilustre.
