Denuncian abuso de autoridad policial contra una enfermera en un centro de salud de Longchamps
La mujer, que atendía una emergencia, fue esposada luego de negarse a realizarle la extracción de sangre a un delincuente.
Desde hace ya más de un año el personal de salud actúa bajo condiciones de estrés permanente. A las dificultades propias de su trabajo, realizado muchas veces en condiciones precarias, se le sumó la demanda intensiva y por momentos agobiante que genera la pandemia. Cada tanto, además, se conocen agresiones por parte de familiares de pacientes, en algunos casos de delincuentes que llegan armados y exigen la atención de algún herido. Episodios de este tipo son comunes en el Conurbano bonaerense. La novedad en este caso fue que las agresiones provinieron de quienes supuestamente deben evitarlas.
Ocurrió el domingo a la tarde en la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Longchamps, partido de Almirante Brown, y se conoció hoy, después de que un usuario de Facebook subiera un video con la insólita situación y de que el canal de noticias TN lo difundiera.
Personal policial de la comisaría próxima se presentó en el lugar con un hombre acusado de femicidio. Una agente, con los papeles de la orden judicial en mano, le solicitó a la enfermera Claudia López, quien en ese momento se ocupaba de una emergencia, que le tomara muestras de sangre y orina al preso.
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Luego de una fuerte discusión, cuyos contenidos y tonos varían según las fuentes consultadas, López se rehusó a efectuar las extracciones, dándole prioridad a un paciente con fuertes dolores de pecho que hacían temer por un posible infarto. Como la enfermera persistía en su negativa, la mujer policía decidió esposarla.
Ya por entonces, los gritos de una y otra parte habían atraído a buena parte del personal de la UPA. Compañeros y compañeras de López salieron en su defensa, mientras que colegas de la policía argumentaban que la enfermera había sido agresiva y se había resistido a cumplir con el pedido de una fiscal, además de insultar a la autoridad. Intervino un médico residente extranjero, quien con su acento caribeño trató de «altanera» a la uniformada.
La tensión crecía, ante la sorpresa de testigos y del propio imputado, cuando un llamado a la directora del Hospital Meléndez, del cual depende la UPA de Longchamps, logró llevar un poco de calma. A la enfermera finalmente le sacaron las esposas. Y esta semana le dieron unos días de licencia para superar el hecho traumático que le tocó vivir en su ámbito laboral.
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