Daniel Cravero, un símbolo del Lanús que se recuperó de un ataque a balazos y ahora disfruta como DT
El Chango, hoy en la B Nacional, nació en Rafaela, debutó con Chaco For Ever, se consolidó en Platense y alcanzó su pico en el Granate. Fue una de las primeras víctimas conocidas de una entradera.
Daniel Oscar Cravero puede enorgullecerse de que, con tesón y esfuerzo, logró triunfar en el fútbol argentino. Surgió en el Interior, la peleó en clubes de las provincias y se afirmó en la gran escena al llegar al Conurbano, donde se destacó en Platense y Lanús. Sin embargo, la fama del Chango y la memoria del futbolero están también tristemente asociadas a un hecho de inseguridad: una entradera en 1999 le puso un imprevisto freno a su trayectoria.
Daniel Cravero, de Rafaela al Lanús
El Chango Cravero nació en Rafaela, cuenca lechera del país, el 28 de julio de 1965. Su salto como futbolista lo dio lejos de su Santa Fe natal: comenzó a ser profesional como mediocampista en Chaco For Ever, el tradicional club chaqueño que supo ser animador de aquellos Nacionales de la década del 80.
Sus buenas actuaciones en el Interior hicieron que desde el Conurbano bonaerense posaran los ojos en él. Primero se lo llevó Platense: Cravero fue parte de un luchador Calamar que evitó numerosas veces el descenso a principios de los 90 y construyó un bastión en su estadio de Vicente López. Volante de contención, tenaz para el quite, Daniel se animaba a las excursiones al área rival en ocasión de córners o pelotas paradas.
Cada tanto se daba el gusto de convertir algún gol. Por ejemplo el que le marcó a Carlos Navarro Montoya, en la quinta fecha del Clausura 95, para un muy festejado empate 2-2 contra Boca en la cancha de Vélez.
Una posterior mudanza al Sur fue la que le trajo los máximos honores. Pedido por el director técnico Héctor Raúl Cúper, Cravero llegó a Lanús con 30 años y en su punto futbolístico más alto: con la camiseta granate logró la famosa Copa Conmebol en 1996, un hito para la institución, luego de superar en la final a Independiente Santa Fe de Colombia.
Como subcapitán del equipo, también alcanzó tres veces el tercer puesto del torneo local, en épocas en las cuales los clubes chicos la tenían aún más difícil todavía en el siempre exigente fútbol de Primera.
Cravero y aquella trágica entradera
El 13 de febrero de 1999, la carrera y sobre todo la vida de Daniel Cravero cambiaron para siempre. El por entonces volante de Lanús dormía en su casa del barrio porteño de Saavedra, próxima al Estadio Ciudad de Vicente López, cuando un delincuente lo despertó poco después de las 6 de la mañana, con una pistola y una clara exigencia: todo la plata que se pudiera juntar.
El asaltante comenzó a amenazar a Cravero y a su mujer, volviéndose cada vez más violento al constatar que no había en el lugar un monto de dinero importante. Cuando el futbolista sintió que el asunto podía irse de las manos y que la vida de sus tres pequeños hijos corría peligro, se abalanzó sobre el invasor: fue en el forcejeo donde un disparo se incrustó en su pierna izquierda.
«Estaba completamente falopeado y con un horrible olor a alcohol», relató Cravero horas después. Afortunadamente, el impacto de bala no dejó secuelas irreparables, pero sí alejó a Daniel de las canchas: no logró volver a su nivel, perdió la confianza del técnico Mario Gómez, se fue de Lanús y, al cabo de una temporada en Gimnasia y Esgrima de Jujuy, anunció su retiro.
El relanzamiento de Cravero como DT
La vida da revancha y el fútbol, para mucha gente, es una porción significativa de su vida: a eso se habrá aferrado Daniel Cravero para regresar a las canchas, en esta oportunidad como entrenador. El ahora DT comenzó su carrera en el mismo lugar donde lo había hecho como futbolista: en su querido Chaco For Ever.
El enorme gesto solidario de Darío Cvitanich con un hincha de Lanús que lo conmovió con su historia
Con varias experiencias en Paraguay y otros equipos menores del Interior de nuestro país, Cravero siempre volvió a Chaco For Ever. Allí tuvo dos grandes satisfacciones: dos ascensos, uno al Torneo Federal en 2013, y otro al Nacional B en 2021, categoría donde actualmente comanda al equipo de la provincia norteña y busca la clasificación al Reducido por una de las dos plazas para subir.
Aquel desgraciado momento quedó atrás y uno de los ídolos contemporáneos de Lanús logró seguir disfrutando del fútbol. Una revancha merecida.