Volvió a trabajar el colectivero que pasó un año y medio preso por un delito que no habría cometido
Esteban Caamaño realizó este martes su primer recorrido en casi dos años manejando un colectivo de la línea 216 que une la estación de Morón con Laferrere. Sus compañeros lo ovacionaron al llegar a la terminal.
Luego de pasar 18 meses preso en la cárcel de Magdalena por un delito relacionado con la venta de drogas que él jura no haber cometido, el colectivero Esteban Caamaño fue beneficiado a fines del año pasado con la prisión domiciliaria, por lo que pudo volver a vivir con su familia en su casa de Libertad, partido de Merlo, con una tobillera eléctrica a cuestas y la prohibición de abandonar la vivienda.
Más de seis meses después, esa alegría a medias empezó a transformarse en un sentimiento más pleno este martes al mediodía, cuando el conductor de la línea de colectivos 216 pudo volver a su trabajo y hacer nuevamente el recorrido que conecta la estación Morón con Laferrere.
Según consignó el sitio Primer Plano Online, el chofer volvió al sitio que había transitado durante más de dos décadas y fue recibido por sus compañeros en la terminal que la empresa tiene en el Barrio Nuevo de Merlo, situación que fue captada por un video en el que se lo ve sonriendo y abrazando a los trabajadores que se acercaban a saludarlo.
«Hola a todos, hoy empiezo a trabajar de nuevo después de casi dos años, así que arrancando a pleno», se lo escucha decir a Caamaño al inicio de la mencionada grabación que cierra con aplausos generalizados para el reintegrado colectivero.
De acuerdo con lo que publicó el mismo medio, más allá de que ya consiguió la autorización para regresar a su actividad laboral, la situación judicial del vecino de Merlo podría terminar de resolverse en breve a través de una probation, que es la suspensión del proceso a cambio de una multa económica o de la realización de tareas comunitarias.
Es que luego de que la Fiscalía N° 9 desistiera de acusarlo, la Cámara de Apelaciones de Morón le morigeró su detención a raíz de que «la prueba recolectada en relación al delito contra la salud pública no se ha logrado probar con el nivel de certeza necesaria que el causante comercializara los estupefacientes».
Cómo fue el episodio que terminó con el colectivero detenido
El infierno del colectivero comenzó en la noche del 26 de agosto de 2020 en su casa de la calle Zabaleta al 500, en la localidad de Libertad. Allí, se peleó a golpes de puño con un vecino que, según su relato y el de su familia, venía acosando a una de sus hijas, en ese momento de 23 años, desde que era menor de edad.
Aquella jornada, el novio de su hija de Esteban Caamaño inició una discusión con el hombre en cuestión y el conflicto fue subiendo tanto de tono que derivó en una reyerta en la que también participó Esteban. Unos días después, el chofer fue denunciado por esta persona, quien lo acusó de vender drogas, tener ilegalmente un arma de fuego y amenazarlo con ella.
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El colectivero que tiene más de 22 años de servicio en la línea 216 de Morón, fue apresado luego de que la Policía allanara su domicilio y hallara dos cigarrillos de marihuana y tres gramos de cocaína que sus yernos reconocieron que eran de ellos y para consumo personal.
Además, también se incautó una escopeta calibre 28 de la que era legítimo propietario porque era un recuerdo que le había dejado su padre. Incluso, encontraron dinero por el que se lo acusó de haber sido obtenido producto del narcotráfico.
«Mi marido había ido a sacar plata del cajero para tener acá en casa para el día a día. Eran $2.000 y ellos lo mostraron como si fuera una prueba de la venta de drogas», contó la mujer de Esteban luego de que ocurriera la detención.
El colectivero, por su parte, había manifestado a Primer Plano luego de volver a su casa en diciembre: «No encontraron elementos de corte ni balanza para acusarme de vender droga. Colocaron la cocaína al momento del allanamiento».
Luego, ante el mismo medio, cerró: «Me acusaron de haber amenazado con un arma a este hombre y no lo hice, además se contradijeron porque dijeron que era un revólver negro y luego ua pistola plateada que no tengo ni tuve. Quiero mi libertad total y que se investigue lo que pasó. Una mano negra me metió en cana y quiero que se sepa».