El largo historial del delincuente sin un brazo que cayó después de cometer varios asaltos en Lanús
Se trata de un adolescente de 18 años que fue apresado junto a un cómplice dos años menor luego de una persecución de 10 cuadras . Vive en González Catán y se lo acusa de haber robado distintos vehículos.
Un adolescente de 18 años al que le falta un brazo fue detenido en las últimas horas junto a otro joven dos años menor, luego de una persecución de más de 10 cuadras a bordo de un auto robado por las calles de Remedios de Escalada, partido de Lanús.
Según se consignó, se trata de Lucas Mauricio Moyano, domiciliado en González Catán, La Matanza. Se lo acusa de ser el mismo sujeto que ya había sido reconocido como el autor de otro robo similar cometido días atrás en el centro de Lanús y quien también habría estado involucrado en otros asaltos previos.
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Fuentes policiales informaron que ambos sospechosos bajaron de una Toyota Hilux color bordó en el cruce de Rosales y Santiago del Estero. Pero, al notar la presencia de efectivos de la Policía Comunal, se volvieron a subir al vehículo y huyeron a toda velocidad.
De acuerdo a lo informado, en ese momento comenzó una persecusión que culminó cuando los sospechosos, que estaban armados, abandonaron el coche en Namuncura y Hernandarias y trataron de continuar su intento de fuga a pie.
Sin embargo, a los pocos metros fueron reducidos por los efectivos policiales que había llegado hasta allí luego de un importante operativo cerrojo. Cuando lograron atraparlos, notaron que uno de ellos portaba un arma de fuego tipo revólver calibre 32 largo con siete municiones listas para el disparo.
Además, se les incautó una caja de balas calibre 22 con 21 de ellas intactas. Los dos quedaron acusados de “robo agravado en grado de tentativa”, “resistencia a la autoridad” y “portación ilegal de arma de fuego”.
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De acuerdo con lo que se informó, el imputado de 18 años sería la misma persona que fue captada por las cámaras como el al autor de un robo filmado el 29 de mayo en Moreno y Lavalleja. Allí, los ocupantes de un Renault 9 rojo intentaron sustraer un Toyota Hilux blanco, aunque solo escaparon con algunas pertenencias de su interior.
Mataron a Chucky, protagonista de una toma de rehenes en Lanús
Miguel Ángel Burgo, alias «Chucky», un ladrón de 34 años, murió el último viernes en la localidad de Dock Sud, Avellaneda, tras ser apuñalado por una de las víctimas a las que quiso robarles. Su historia está marcada por la delincuencia, con un inicio precoz que lo tuvo protagonizando una toma de rehenes en Gerli, Lanús, siendo un adolescente.
La Policía identificó su cuerpo al llegar a la zona de la calle Sarmiento al 800, a una cuadra de la Autopista Buenos Aires – La Plata, donde momentos antes un hombre de 58 años y su hijo de 26 años habían arribado en una camioneta tras haber pactado la compra de un automóvil Peugeot 206 por la plataforma Marketplace de Facebook.
Lo cierto es que había sido una emboscada: ambos se habían para esperar al supuesto vendedor y el joven se había posicionado a unos metros de su padre, con el dinero para la operación. Sin embargo, cuatro asaltantes en dos motos los abordaron amenazándolos con armas de fuego para robarles y como padre e hijo se resistieron, terminaron baleándolos. En el forcejeo, una de las víctimas, hirió con un arma blanca a «Chucky».
Miguel Ángel Burgo tuvo un precoz inicio en la delincuencia. A los 14 años, protagonizó una toma de rehenes en un supermercado de la extinta empresa «Eki», ubicado en la Avenida Pavón al 2300, en Gerli. Allí, el 19 de julio de 2002, había ingresado junto a dos cómplices, Cristian “Chispita” González y Gabriel “El Oreja” Verón, para reducir a los empleados a punta de pistola y robar el dinero de la recaudación.
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Todo salía según sus planes, hasta que un patrullero de la Policía pasó por allí y un agente detectó lo que sucedía dentro del local. Fue así como los delincuentes se atrincheraron en el comercio y tomaron de rehenes a 18 personas durante cuatro horas de máxima tensión.
Dejaron ir a cuatro niños al principio y luego se dedicaron a consumir alcohol, lo que potenció la agresividad de «Chucky», que incluso llegó a efectuar disparos al aire fuera del supermercado. Todo terminó cuando, tras una negociación con el Grupo Halcón, los delincuentes decidieron entregarse.