Una vecina de Temperley dio a luz a trigemelos: hay un caso cada 200 millones de embarazos
Alelí, Ana e Ismael nacieron de manera prematura, con 29 semanas de gestación, en una clínica de Adrogué. Luciana, su madre, atravesó varios problemas durante el embarazo y asegura que fue un milagro.
Luciana Lezcano y Adrián Rivero, una pareja de Temperley, vivieron un fin de año tan sorpresivo como milagroso. Es que el 28 de diciembre de 2021, esta mujer de 31 años tuvo que dirigirse a la Clínica IMA de Adrogué para dar a luz a trigemelos: un fenómeno inusual que se da en uno de cada 200 millones de embarazos.
Alelí, Ana e Ismael nacieron de manera prematura, con apenas 29 semanas de gestación, y continúan internados en el mismo centro asistencial, aguardando el alta definitiva para poder ir a su hogar junto a sus padres.
El momento en el que la pareja de Temperley supo que eran trigemelos
«En la primera ecografía, el médico me dijo que tenía dos bolsas, pero como recién estaba de dos semanas el bebé todavía no se podía ver. Seguí con los estudios de rutina y cuando en la segunda ecografía el doctor me dijo tres, dos en una bolsa y otro en la otra, no podía creerlo», recordó Luciana, que también es madre de un adolescente de 14 años, una nena de 4 y otra de dos.
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Y continuó: «El doctor estaba contento saltando en una pata, porque no es algo normal. Cuando salí y le conté a mi marido, no lo podía creer. Eran las gemelas por un lado y el mellizo por el otro. No son trillizos porque compartieron bolsa y placenta, por eso lo catalogaron como embarazo trigemelar».
Los graves problemas durante el embarazo
A pesar de la felicidad que le generó la noticia, los primeros meses de embarazo no fueron para nada fáciles. Según contó, durante los 90 días iniciales se la pasaba «en la cama con vómitos y náuseas» e incluso pasaba días sin comer.
«Llegó un punto en el que ya no toleraba ni tomar agua, así que me tuvieron que internar. Después me diagnosticaron anemia. Me sentía inútil porque no podía hacer nada, mi casa estaba patas para arriba en todos los sentidos», completó.
Como si fuera poco, el mayor de sus hijos sufre diabetes y, al ser considerado como paciente de riesgo, debían extremar los cuidados dentro de la casa durante la pandemia de coronavirus.
«Los médicos me dijeron que mi estado de salud era normal para estar esperando tres bebés. Para la fecha de las fiestas, mi panza era tan grande que ya no podía caminar, mis piernas y pies estaban muy hinchados», rememoró.
El día del parto prematuro
El 26 de diciembre, Luciana comenzó a perder líquido y los estudios detectaron que uno de los bebés había roto bolsa. Por eso, programaron la cesárea para el 28: uno nació a las 9.20 y los otros dos, a las 9.25. «Tenía mucha ansiedad por saber cómo estaban, porque llegaban a la vida dos meses antes de lo esperado», señaló.
Finalmente, la madre fue dada de alta el 30. Sin embargo, los trigemelos aún continúan internados en la Clínica IMA recuperándose, dado que tuvieron el síndrome transfusor-transfundido (STT), que se trata de una continua y lenta donación de sangre de un feto al otro. Por eso, Alelí, que está en sala intermedia de neonatología, tuvo un tamaño considerablemente mayor que Ana e Ismael, quienes están en terapia intensiva.
«Voy todos los días a la mañana a recibir el parte médico, y a la tarde a visitarlos con mi marido. Pensar cómo nacieron y cómo estuvieron los primeros diez días peleándola. Fue un milagro, y creemos que Dios nos eligió a nosotros y nos lo mandó porque podemos con esto. No tiene lógica explicarlo con las estadísticas, por eso lo consideramos un milagro», cerró Luciana.