Dos amores en su cabeza: el increíble tatuaje de un vecino de Pilar inspirado en la religión y su familia

Pilar. Historias de mi barrio
·
24 de agosto de 2021

Ángel Garcé (55) se tatuó “La última cena”, la recordada obra de Leonardo Da Vinci que, explicó, “me marcó mi vida desde que entendí que el hombre fue concebido para desarrollarse y compartir en comunidad”.

La imagen es realmente impactante. En primer lugar, por la perfección con la que está hecha. Pero también, claro, por el lugar elegido. Ángel Garcé (55) es un vecino de Pilar que decidió hacerse un tatuaje en su cabeza, pero no eligió algo precisamente chiquito o que pasara disimulado, sino que quiso recrear ni más ni menos que “La última cena”. Y se decidió por la recordada obra de Leonado Da Vinci ya que entendió que, por el mensaje que transmite la pintura, era la mejor forma de reunir dos de sus amores: la religión y LA familia.

“La verdad es que ‘La última cena’ marcó mi vida desde que tomé conciencia de que el hombre, como especie, fue concebido desde el amor y para vivir basándose en él. Para crecer, madurar y amar, porque es la esencia que justifica su creación. Sin amor, no somos nada”, le explicó Garcé a Zonales, quien es odontólogo desde 1993 y, además, tiene un grupo de música.

La perfección del tatuaje llama la atención de los vecinos, que piden verlo de cerca.
La perfección del tatuaje llama la atención de los vecinos, que piden verlo de cerca.

Para justificar la elección de su tatuaje, remarcó las enseñanzas y conceptos que expresa la obra: “La afirmación de Jesús de ‘uno de vosotros me traicionará’ causa consternación en sus doce seguidores, y ese es el momento que Leonardo representa, intentando reflejar ‘los movimientos del alma’. Es decir, las distintas reacciones individualizadas de cada uno de ellos: unos se asombran, otros se levantan porque no han oído bien, otros se espantan y, finalmente, Judas retrocede al sentirse aludido”.

Y agregó que la escena que ahora lleva en toda la parte de atrás de su cabeza “fue la última ocasión en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos para compartir el pan y el vino antes de su muerte. Y lo que nos queda como legado es precisamente el vivir en comunidad, porque así se instaura la comunión, que es esa ‘común-unión’ entre seres iguales”.

Para Garcé, “por todas esas cosas es que me tatué la obra. En resumen, habla del amor, que es el que guía mis pasos y lo hará hasta el fin de mis días”. Y para él, claro está, el amor está representado por su familia, integrada por su mujer Érica Victoria Filitz y sus hijos Mateo (11) e Isabella (8).

La reacción de la familia ante el tatuaje

Más allá de que, como lo explicó, se hizo el tatuaje para expresar lo que siente por su familia, la primera reacción que recibió no fue precisamente del todo favorable, para decirlo de alguna manera. “Mi mujer me dijo que me había vuelto loco. Y mi hija no lo podía creer tampoco. Pero después fue pasando el tiempo y les gustó”, recordó.

Ángel Garcé junto a su esposa Érica y sus hijos Mateo (11) e Isabella (8).
Ángel Garcé junto a su esposa Érica y sus hijos Mateo (11) e Isabella (8).

Garcé aclaró que se rapa su cabeza solo en el lugar donde está su tatuaje, para poder lucirlo: “Si algún día me cansó o no quiero que se vea, me dejo crecer el pelo y listo”. Aunque, por ahora, es difícil que eso ocurra y él lo luce con orgullo, generando reacciones a diario entre quienes lo ven. “Me pasa en la cola de un negocio o por la calle que los vecinos se asombran y lo quieren ver de cerca”, contó.

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Recrear la famosa pintura fue algo que le llevó bastante tiempo: en total fueron 10 sesiones, durante dos meses y medio. Y el autor fue Rodrigo Fernández, un tatuado de La Plata, una ciudad a la que él viaja una vez por semana por las reuniones del Distrito V del Colegio de Odontólogos de la Provincia, que él integra.

El costado solidario del vecino de Pilar

En su tiempo libre, el vecino de Pilar se da el gusto de cantar con su grupo de rock y ska llamado “El Pico de la Viuda”, pero la música no es la única inquietud que tiene Garcé, ya que también cuenta con un espíritu solidario, que pudo plasmar al convertirse en padrino de una escuela rural 653 de El Soberbio, Misiones.

El otro tatuaje del vecino de Pilar, con imágenes también inspiradas en su familia.
El otro tatuaje del vecino de Pilar, con imágenes también inspiradas en su familia.

Para mostrar todo lo que hace junto a un grupo de amigos para ayudar a esos chicos creó un grupo de Facebook, que se llama Una caricia para el Yerbal, y donde quien esté interesado puede contactarse para aportar su colaboración.

Por último, Garcé contó que también tiene otro tatuaje, que es una manga en su brazo derecho. Allí hay una serie de imágenes diferentes y todas, al igual que “La última cena”, tienen un significado concreto para él. Por ejemplo, los dos hipocampos, “que son peces que tienen una sola pareja a lo largo de toda su vida. Y eso es lo que yo siento, justamente, sobre mi mujer”.

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