Realizaban una obra en su casa de Pilar y encontraron restos fósiles de hace 12.000 años
Fue hallada la cola de un gliptodonte, junto a vértebras y dientes de otros animales. Las piezas serán donadas al municipio para su exhibición. En el distrito ya hubo otros descubrimientos.
La familia simplemente no podía creer lo que estaba viendo. Los Cabrera, unos vecinos del barrio Peruzzotti de Pilar, estaban realizando unos trabajos de reformas en su casa cuando hallaron restos fósiles que tienen una antigüedad de más de 12.000 años.
El descubrimiento paleontológico incluyó una cola de un gliptodonte, que era similar a una mulita pero de gran tamaño: medía alrededor de tres metros, tenía más de un metro de altura y pesaba cerca de 1.500 kilos. Además, se encontraron vértebras y dientes de otros animales.
Todo sucedió en una casa ubicada en la calle O’Higgins, donde se estaba acondicionado el suelo para instalar los stands para una futura feria. Por ese motivo, para nivelar el piso, la familia había pedido tosca en un corralón de la zona. Y precisamente en uno de los camiones que les enviaron llegaron los restos fósiles.
En el contenido se destacaba claramente una pieza curva y de alrededor de 50 centímetros de largo, que luego se determinó que se trataba de parte de un gliptodonte. Y también aparecieron las vértebras y las piezas dentales.
Un especialista revisó los restos fósiles
La familia Cabrera se contactó con el arqueólogo Gabriel Acuña Suárez, especializado en la paleontología y dirige un equipo de investigación en la Universidad de Luján. Al llegar y observar las piezas, confirmó el hallazgo. “Es la punta de la cola de un gliptodonte y tiene no menos de 12.000 años de antigüedad”, sentenció con respecto al fósil de mayor tamaño.
Además, aseguró: “El resto de las piezas son de otros animales. Hay, por ejemplo, dientes de una especie de ciervo que habitó esta zona en la misma época que los gliptodontes”.
Por su parte, en diálogo con el medio El Diario, Néstor Cabrera -quien vive en la casa junto a su esposa Mónica y sus hijas Julieta y Martina- contó que “estábamos moviendo la tierra que nos llegó y nos encontramos con todo esto”. Junto a él estaban Alberto y Ricardo Banega, dos amigos que colaboraban en los trabajos y también presenciaron el hallazgo.
Todos ellos recibieron a arqueólogo, quien les explicó cuál es la normativa en nuestro país con respecto a los restos fósiles. Por ejemplo, está prohibido ponerlos a la venta, aunque esa no es la intención de la familia. “Nos gustaría donarlo al municipio para que pueda ser exhibido en algún lugar, bien conservado”, dijo Cabrera.
Con ese objetivo en mente la familia ya se contactó con la intendencia. Ahora se deberán dar una serie de pasos, que tienen que ver con completar varios documentos oficiales. Luego del proceso habitual en estos casos, los restos ya estarán a disposición de la comuna.
Por lo pronto, Acuña Suárez tomó muestras de la tosca en la que llegaron los fósiles, con el propósito de obtener más información. De la misma forma, visitará el corralón del que salió el material, ubicado en la zona del Parque Industrial de Pilar.
Los antecedentes en Pilar
La aparición de restos fósiles en el distrito ya tiene algunos antecedentes en este distrito del norte del Gran Buenos Aires. Tal como se contó en “Pilar, un libro de historias”, editado este año, “a principios de la década del 90´, en vísperas de Año Nuevo, el barrio La Lomita se conmocionó con otro hallazgo paleontológico: en el patio de una vivienda humilde, tras la excavación de unos albañiles, se encontraron los restos de dos ejemplares de gliptodonte”.
Pero, como se narró en la publicación, “insólitamente los ejemplares fueron a parar a una habitación ubicada detrás del escenario del Teatro Lope de Vega”. En ese lugar “los fósiles permanecieron arrumbados hasta fines de 2007, cuando fueron ‘rescatados’ por el arqueólogo y antropólogo Alberto Susco -un personaje entrañable, fallecido en 2018-, quien se ocupó de su restauración en la Universidad del Salvador”.
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Si bien se señaló que “el hombre soñaba con exhibir a ambos gliptodontes en la peatonal de Pilar”, su proyecto nunca prosperó y el destino de los restos de los animales no se conoce con claridad.
Por otra parte, en el mismo libre se hace referencia a otro hallazgo: “Desde la década de 1960, y sin miras de ser extraído de su largo descanso, en el ex cuartel de Bomberos Voluntarios (Ituzaingó y Tucumán) permanece enterrado un ejemplar de gliptodonte. El fósil fue hallado en 1966, en la cava de la tosquera Currás, del barrio Carabassa”.