El dramático ascenso de Temperley en 1982: 26 penales para subir a Primera División
De la mano de Carlos Pachamé, el Gasolero llegó a la máxima categoría en una definición histórica ante Atlanta que todavía hoy permanece en la memoria de los futboleros. Y al año siguiente, con la misma base, peleó el título en la A.
El año en el que San Lorenzo revolucionó la segunda categoría del fútbol argentino hubo otro club que subió y quedó para el recuerdo: Temperley. Tras una final a doble partido, con suplementario incluido, el equipo de Carlos Pachamé venció a Atlanta en una histórica definición por penales.
Temperley es uno de los históricos de la segunda división del fútbol argentino: para 1982, contaba con tres ascensos en los que había llegado a jugar 10 temporadas en Primera. Su última escalada a la máxima categoría había sido en 1974, luego de un cuadrangular en el que superó a Estudiantes de Buenos Aires y Lanús para subir junto a Unión.
En el 75 fue la revelación del Nacional, accediendo al octogonal que definió el título, y se ganó la calificación de Gasolero. Antes de eso había estado cuatro décadas seguidas en la B.
Temperley, dosis justas de experiencia y juventud
La idea de la dirigencia y el cuerpo técnico fue combinar las ganas de los juveniles que iban surgiendo con algunos históricos del Ascenso y otros con pasado en Primera. Uno de los casos fue el de Hugo Nelson Lacava Schell, el volante uruguayo que realizó inferiores y debutó en Boca (6 goles en 30 partidos) y venía de ascender con la camiseta de Quilmes. Con el pase en su poder, no dudó en sumarse al equipo que conducía Juan Carlos Merlo.
Si bien Temperley arrancó con buenos resultados, con el correr del torneo fue perdiendo la chispa y empezó a perder posiciones en la tabla. Antes de finalizar la primera rueda, Carlos Pachamé fue contratado como reemplazante de Merlo. El ídolo de Estudiantes formó un cuerpo técnico junto a su hermano, como preparador físico, y Humberto Zuccarelli, el Flaco, como ayudante de campo.
La remontada de Temperley para llegar a la final
En un torneo dominado absolutamente por San Lorenzo -dio la vuelta frente al Gasolero en la Bombonera-, tanto en lo futbolístico como en las tribunas, el objetivo pasó a ser la lucha por el segundo ascenso. Para eso, Temperley debía llegar al Reducido. Luego de acomodar al equipo, el equipo de la dupla Pachamé y Zuccarelli terminó empatando 0-0 frente a Deportivo Morón en la última fecha alcanzó el octavo lugar que le dio entrada al octogonal.
Allí, los candidatos eran otros, pero el Gasolero tenía sus ambiciones. En cuartos de final enfrentó al Chacarita de Luis Islas, Enrique Borrelli y Luis Abramovich, entre otros, al que venció 1-0 tanto en la ida como en la vuelta.
Después llegaría el turno de otro de los aspirantes al ascenso, un histórico de la Primera División como Gimnasia y Esgrima La Plata: 2-1 para Temperley, 0-1 en la Ciudad de las Diagonales y triunfo 4-3 en penales para que Pachamé se quede con su clásico personal.
En la final lo esperaba el Atlanta de Victorio Nicolás Cocco. Tras un primer duelo en el que Temperley se impuso 2-1, con goles de Eduardo Masotto y Ricardo Dabrowski, el encuentro definitivo se disputó en el estadio de Huracán. Esa segunda final tuvo de todo: cuatro expulsados, alargue y la interminable definición por penales. Atlanta ganó 1-0 luego de jugar más de una hora con dos hombres menos (fueron expulsados Alfredo Graciani, a los 29’; Adrián Bianchi, a los 10’ del segundo tiempo; y cinco minutos después hubo una roja para cada lado -Jorge Ribolzi y Masotto-).
Los 26 penales previos al festejo de Temperley
Tras un suplementario en el que no lograron sacarse ventajas, se vino la definición por penales. Al contrario de lo que marcan las estadísticas, el Gasolero se coronó a pesar de haber arrancado segundo. Para ese entonces no corría la regla que indica que un equipo debe descartar nombres de la lista si su rival termina con menos jugadores disponibles para patear. Por lo tanto, patearon 10 para Atlanta y ocho para Temperley.
Hasta llegar al 12-12, para el Gasolero habían convertido Antonio Del Ducca, Spataro -ambos por duplicado-, Dabrowski, Scotta y Piris (los cinco que arrancaron), más Aguilar, Lacava Schell, Issa, Villalba y el arquero Cassé. Parecía que nadie iba a errar; la noche del 21 de diciembre ya era la madrugada del 22. Pero el Mudo Cassé no quería pasar Nochebuena en el Palacio Tomás A. Ducó: voló hacia su derecha y paró con su estómago el remate de Enrique Hrabina.
Nacido en Lomas de Zamora y con inferiores en Temperley, el encargado de pararse frente al golero bohemio para liquidar la historia era nuevamente Dabrowski. El joven de 21 años dirigió el remate hacia la derecha y Alberto Parsechian voló para el otro lado: 13 a 12 definitivo y desahogo para el Gasolero, que corrió desde atrás y se terminó quedando con el segundo ascenso, uno de los más recordados.
La vuelta a Primera y un título que estuvo cerca
En 1983 Carlos Salvador Bilardo fue elegido como técnico de la Selección Argentina y se llevó a Pachamé, quien se hizo cargo de los combinados juveniles -fue segundo en el Mundial Sub 20 de ese año. ¿Hubo que contratar un cuerpo técnico para reemplazarlo? No, para nada. Luego del ascenso, el Flaco Zuccarelli se hizo cargo del equipo y Temperley luchó hasta el final en el Nacional 1983.
El Gasolero se clasificó tercero de Talleres y Ferro en la Zona F. La segunda ronda la superó invicto, junto a Independiente en la zona B (quedó afuera Nueva Chicago). En octavos de final le ganó a Platense y en cuartos, a Rosario Central.
En las semifinales, le tocó enfrentar al campeón del Metro 82 y, al cabo, vencedor del Nacional: el Estudiantes que había dejado Bilardo y dirigía Eduardo Luján Manera, con figuras como Alejandro Sabella, Tata Brown, Miguel Russo, el Bocha Ponce y Mandrake Trobbiani. Fueron dos empates 1-1, pero en el alargue las individualidades del Pincharrata inclinaron la balanza para el 3-1 definitivo.