El clásico de Avellaneda que definió un título: el penal que se pateó tres veces y otro grande que quedó herido
Racing Club e Independiente protagonizan uno de los duelos más calientes del fútbol argentino. En un torneo que los enfrentó en una última fecha, uno de los dos dio la vuelta olímpica tras un partido muy particular.

Aníbal Tarabini patea el penal que le dio el triunfo a Independiente.
El clásico de Avellaneda de este domingo (décimo capítulo del Torneo Clausura, desde las 15.15 en el estadio Juan Domingo Perón) tiene atractivos de sobra: la reciente clasificación copera del Racing Club de Gustavo Costas, el debut de Gustavo Quinteros como DT de Independiente y las actualidades contrastantes de ambos en este segundo semestre del año.
Sin embargo, al margen de que cada enfrentamiento pueda proveer contenido para una historia especial, pocos clásicos de Avellaneda tuvieron tanta trascendencia como el del 27 de julio de 1970, por la última fecha del Metropolitano de aquel año. Racing, en plena renovación generacional del famoso Equipo de José, había quedado fuera de la discusión por el título, pero se le presentaba una chance magnífica: evitar que lo conquistara su vecino.
Independiente, del dominio a las dudas
Bajo la conducción de un ya veterano Manuel Ernesto Giúdice, entrenador con el que había logrado las dos primeras Libertadores, Independiente tuvo un arranque demoledor en el Metro 70, con victorias claras ante Rosario Central (3-0), Huracán (5-1) y Unión (3-1). Y aunque los otros grandes también se mostraron competitivos, el Rojo se transformó en principal favorito y, a cinco jornadas del cierre, parecía cantada su coronación.
En la jornada 17 hubo un resultado que alteró el desarrollo del certamen. En una tarde brillante de Daniel Onega (un gol) y Oscar Más, autor de un doblete, River venció 3-1 a Independiente y le puso suspenso a la definición. Para peor, al domingo siguiente, Vélez sorprendió al líder en la Vieja Doble Visera y, con una aparición fantasmal de Miguel Ángel Benito, se llevó el triunfo por 1-0.
Acusó el golpe Independiente, que una semana después apenas rescató un punto del Bosque platense: 1-1 contra Gimnasia. En esa misma fecha, la 18, Boca se lo dio vuelta a Colón en la Bombonera (3-2, con dos goles de Norberto Madurga sobre la hora); San Lorenzo apabulló 4-0 a Argentinos, en el antiguo Gasómetro de Avenida La Plata, y Newell’s se impuso 1-0 ante Unión. Hacían fila los pretendientes…
El clásico de Avellaneda y emoción de viernes a lunes
A la jornada de clausura, en época de dos puntos por victoria, llegaron cinco clubes con alguna posibilidad matemática de salir campeones: Independiente y River, 25 unidades; Newell’s Old Boys, 24; San Lorenzo y Boca, 23. Además del ya mencionado derby de Avellaneda, el fixture de la última fecha incluía el siempre convocante clásico rosarino; River era local frente a Unión, San Lorenzo recibía a Lanús y Boca a Banfield.

Contra cualquier recomendación de igualdad deportiva, los partidos con equipos involucrados en esa apasionante disputa no se programaron el mismo día y a la misma hora. River y Unión abrieron la fecha el viernes 24 de julio, en el televisado de aquellos tiempos. Tras un primer período parejo, los Millonarios pasaron por arriba a los santafesinos durante la segunda etapa. El contundente 6-0 dejó al margen de la carrera a NOB, San Lorenzo y Boca.
Independiente estaba obligado a ganar para alcanzar la línea de River. ¿Qué pasaba en caso de paridad en la primera posición? ¿Desempate entre los dos? No, ¡diferencia de goles! Todo estaba dado a favor de River, que tras la paliza al Tatengue sumaba 42 a favor y 24 en contra (+18). Independiente registraba 40 y 23 (+17). O sea: no solo debía vencer a Racing sino que precisaba hacerlo por dos tantos de ventaja o uno a partir del 3-2 en adelante.

Como si no fuera suficiente la expectativa, el clásico se demoró un día por la lluvia. El lunes 27 de julio a la tarde, entonces, chocaron Racing e Independiente. Los locales se adelantaron dos veces, primero con Jorge Benítez y luego con Roberto Perfumo. La visita niveló a través de Aníbal Roberto Tarabini y Eduardo Maglioni.
El 1-1 parcial generó las mayores controversias. Humberto Dellacasa sancionó penal y Agustín Cejas detuvo el remate de Tarabini. El árbitro consideró que hubo adelantamiento del arquero y ordenó que se repitiese la acción. Cejas atajó otra vez, dando un paso al frente antes de que saliera el tiro. Dellacasa, reconocido por su carácter inflexible, mandó patear por tercera vez el penal y recién ahí Tarabini convirtió.
Los dos sintieron el cansancio en la segunda mitad. Faltaban apenas ocho minutos cuando Héctor Casimiro Yazalde dominó dentro del área un pase del Pato Pastoriza y sentenció el 3-2 que le dio a Independiente la victoria y el campeonato. Racing buscó acercarse a la valla defendida por Miguel Santoro, pero ya carecía de claridad y fuerzas. La vuelta y el festejo se tiñeron de rojo.
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