Independiente, San Lorenzo y la historia de la primera definición por penales del fútbol argentino
Este clásico de semifinales inició una larguísima historia de duelos resueltos con tiros desde los 11 metros. Fue en un campeonato que tuvo otras grandes particularidades. Y el que ganó no fue campeón.

San Lorenzo, finalista del Campeonato Nacional 1971 después de ganar por penales.
El clásico de la novena fecha del Torneo Clausura (domingo 21 desde las 14.30, en el estadio Libertadores de América) encuentra a Independiente y San Lorenzo de Almagro en momentos difíciles bajo todas las perspectivas posibles: futbolística, institucional, económica, social… La complicada actualidad de ambos le agrega mucho morbo a un cruce con tradición riquísima y un rasgo diferencial: estos históricos clubes fueron protagonistas, más de medio siglo atrás, de la primera definición por penales en la máxima categoría.
Independiente, San Lorenzo y una semi emocionante
El Campeonato Nacional de 1971 resultó especial por varios motivos. Uno fue la huelga de profesionales, liderada por José Omar Pastoriza, que obligó a disputar un par de fechas con jugadores de las categorías inferiores. El conflicto se solucionó luego de un acuerdo alcanzado por el gremio de los futbolistas con Raúl D’Onofrio, amigo del general Alejandro Lanusse -entonces presidente de facto del país- e interventor de la AFA (Rodolfo D’Onofrio, hijo de Raúl, heredó la vocación de su padre y condujo a River desde 2013 hasta 2021).
Otro aspecto recordable de aquel torneo fue la implementación de las series por penales para las instancias decisivas. En ese Nacional intervinieron 28 equipos, divididos en dos zonas de 14 cada uno. Los dos primeros de cada una avanzaban a las semifinales. Por el Grupo A sacaron boleto Independiente y Newell’s Old Boys. Por el B, mientras, lo hicieron Rosario Central y San Lorenzo, que igualó puntaje con Boca pero lo superó por mejor diferencia de gol.

El sábado 18 de diciembre en el Monumental de Núñez, cancha neutral, Diablos y Cuervos se enfrentaron por el primer pasaje a la final. Independiente, invicto en la etapa previa con una decena de triunfos y cuatro empates, se mostró superior desde el comienzo y sacó una ventaja que parecía definitiva en la etapa inicial, 2-0, con tantos de Alejandro Semenewicz y Eduardo Maglioni.
Reaccionó el Ciclón en la segunda etapa. Descontó a través de Rubén Ayala, el Ratón, luego famoso por una publicidad de botines que se fabricaban acá y no se conseguían en Europa. Cuando el tiempo se acababa, llegó la igualdad gracias a un cabezazo de Rodolfo Fischer. Se disputaron 30 minutos de suplementario, sin que se alterara el 2-2. Entonces, por primera vez, se resolvería una clasificación mediante los penales.
Pateadores certeros de los dos lados
Pese a los nervios lógicos por afrontar un desafío inédito y a la falta de costumbre en situaciones de este tipo, los ejecutantes de Independiente y San Lorenzo mostraron una altísima efectividad a la hora de sus remates. Pastoriza, Luis Garisto, Dante Mírcoli, Semenewicz y Ricardo Pavoni convirtieron para los de Avellaneda. El Gringo Héctor Scotta, Antonio García Ameijenda, Ayala, Ramón Heredia y el Lobo Fischer anotaron para los azulgranas. Hubo un 100% de efectividad, no obstante la intimidante presencia bajo los palos de arqueros consagrados como el Mono Irusta y Pepé Santoro.

El 5-5 parcial abrió paso a una serie de dos remates por lado, en lugar del uno y uno al que estamos habituados en épocas de playoffs o mata-mata. El disparo de Miguel Raimondo pegó en un palo y eso le otorgó al Ciclón la chance de ponerse en ventaja. Víctor Hugo Doria, defensor, la aprovechó. También marcó Francisco Sá, de modo que San Lorenzo necesitaba acertar nuevamente para avanzar a la final. Y el chaqueño Enrique Salvador Chazarreta, honrando su segundo nombre, no falló.
Los de Boedo se metieron así en el partido decisivo. Les tocaría con Central, que al día siguiente eliminó a Newell’s (con la célebre palomita de Aldo Pedro Poy) y luego, para volver más imborrable aquel certamen de 1971, logró su primer título entre los grandes.
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