A 35 años del Racing campeón de la Supercopa: así está hoy Omar Catalán, el héroe en la final que predica el Evangelio
El 16 de junio de 1988, la Academia ganó su último título internacional. El gol en el estadio Mineirao de Belo Horizonte contra Cruzeiro lo convirtió un delantero que quedó en la gloria y tiene una historia increíble.
Racing es un club sufrido, pero Omar Catalán puede asegurar que le dio consuelo divino en tiempos oscuros. El delantero fue una pieza clave en la obtención de la Supercopa 1988, solitaria alegría de la Academia en su época más difícil, y hoy predica la palabra de Cristo en una Iglesia Evangélica. Una fe que mueve montañas…
Del Ascenso al Cilindro
Omar Humberto Catalán, al cabo de una prueba fallida en Tigre, comenzó su desarrollo como futbolista en Almagro, tras pasar los testeos de las Inferiores del Tricolor. Luego de un arranque difícil, donde a veces sufría al no ser convocado para los partidos de sus compañeros, el ya por entonces delantero comenzó a convertir seguido: a fuerza de goles se fue ganando la continuidad y el renombre en las divisiones inferiores del club.
En 1980, ya con 19 años, Catalán hizo su debut en la Primera de Almagro. Estuvo seis años con el equipo de José Ingenieros, alternando descensos y ascensos, hasta que le llegó la chance de migrar a otro club importante: se trasladó a Quilmes. En el Cervecero festejó su primer título de campeón. Y, de repente, le tocó el gran salto a este porteño nacido el 25 de abril de 1960…
El paso de Omar Catalán por Racing
Las vacaciones de aquel verano del 88 no podrían haber sido mejores para Catalán: en medio del descanso, lo interrumpieron para decirle que su futuro estaba en Racing, uno de los cinco grandes del fútbol argentino. «Yo no lo podía creer: pasé de jugar con cuatro mil espectadores en el Ascenso a tener 40.000 cada domingo», dijo tiempo después recordando su salto a la Academia.
Con Alfio Basile como entrenador, Omar Catalán se encontró con otras grandes figuras del fútbol argentino como Ubaldo Fillol, arquero campeón del Mundial 1978, y Rubén Paz, el uruguayo que se volvió ídolo de la Academia. Lo que no sabía es que el futuro también le tenía reservado una página de gloria para él.
El gol de Catalán en la Supercopa
En 1988, la Conmebol decidió disputar por primera vez la Supercopa Sudamericana. Era un torneo que reunía a los campeones de la Libertadores. En aquella edición, Racing sorprendió llegando a la final. Dejó en el camino a Santos de Brasil y a River. En el partido decisivo esperaba Cruzeiro, con un duelo ida y vuelta que comenzó en el Cilindro.
El primer encuentro finalizó 2-1 para la Academia, con un gol de penal de Walter René Fernández, tras una falta que había recibido justamente Omar Catalán, y otro de Miguel Ángel Colombatti.
La vuelta en Belo Horizonte, aunque favorable, se presentaba como todo un desafío luego de haber podido sacar la mínima ventaja en Avellaneda. Los años sin conseguir títulos pesaban en la espalda de la Academia… Pero Catalán tenía pensado torcer la historia aquella noche.
Al minuto 44, justo cuando estaba por cerrar el primer tiempo, Catalán hizo el gol de su vida, poniendo el 1-0 para Racing en el viejo Mineirao. Si bien Cruzeiro empató en la segunda parte, ya llegando al epílogo, el global le sonreía a la Academia. Y la racha de 21 años sin títulos quedaba atrás para toda la Guardia Imperial.
Fue el último título internacional de Racing, sumado a la Copa Libertadores y a la Intercontinental que ganó en el glorioso año 1967 con el inolvidable Equipo de José que conducía Juan José Pizzuti.
Tan hondo caló en la historia de Catalán aquel gol que hasta le suelen organizar festejos. Así lo compartió en 2020 en sus rede sociales: “El regalo de mi esposa recordando aquel 18 de junio de 1988 que marcó mi vida definitivamente. Mi agradecimiento también para todos los hinchas de Racing que a pesar de los años que pasaron, siguen mostrando su cariño para ese grupo de grandes jugadores y cuerpo técnico, pero sobre todas las cosas ‘buena gente’ que pudimos conseguir la Supercopa 88. A todos MUCHAS GRACIAS!!!”, escribió en aquel tiempo.
Final de carrera y cambio de rumbo
El camino de Catalán fue extraño. Luego de aquel gol que significó tanto para la gente de Racing, su futuro inmediato estuvo en Deportivo Armenio: volvía al Ascenso a pesar de ese grito histórico. El traspaso, reconoció tiempo después, lo bajoneó y no volvió a rendir igual. Fue tanta la caída que apenas duró un año más jugando al fútbol: se retiró antes de comenzar la siguiente temporada.
Alejado de las grandes marquesinas de las estrellas, Catalán tuvo que remarla después de colgar los botines. Y encontró su forma de sustento en el taxi: de 1993 al 2000 manejó por la Ciudad de Buenos Aires y el AMBA levantando pasajeros para sobrevivir.
Pero ni el taxi ni el viejo fútbol son las pasiones de Omar Catalán hoy en día: el ex delantero de Racing se dedica a la religión. Catalán oficia en una iglesia de Tapiales y trabaja en una fundación cristiana, Palabra de Vida, de San Miguel del Monte.
Orgulloso de su vida religiosa, Catalán dedica gran parte de su tiempo libre a predicar la palabra de Cristo. Muchos hinchas de Racing pueden afirmar que, gracias a él, recuperaron la fe.
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