Quién fue Ricardo Trigilli, el héroe silencioso que tiene una calle en Caseros y comparte un mural con Diego Maradona
Lo reconocen como el técnico de Estudiantes de Buenos Aires en dos de los hitos más importantes en la historia del club. Y como futbolista integró uno de los equipos más recordados de Argentinos Juniors, el Tifón de Boyacá.
Aunque supo disfrutar del cariño de la gente una vez retirado del fútbol, las mayores muestras de gratitud hacia Ricardo Trigilli fueron póstumas. Nacido el 24 de agosto de 1934 y fallecido el 20 de enero de 2010, el Tano -como se lo conocía en el ambiente de la pelota- nunca imaginó que su nombre identificaría una calle de Caseros, partido de Tres de Febrero, o que compartiría mural con Diego Armando Maradona en el estadio de La Paternal.
Trigilli fue un delantero de los que imponían respeto, por presencia física, juego aéreo y proximidad con el gol. Fue una de las piezas claves del Argentinos Juniors que logró el ascenso en 1955.
Sobresalió en uno de esos equipos que los veteranos todavía recitan de memoria, como si se tratara del primer gobierno patrio, apodado El Tifón de Boyacá por la prensa contemporánea. El porteño Héctor César Pederzoli (volante central) y el rionegrino Mario Sciarra (atacante) fueron las otras figuras emblemáticas.
La experiencia de Trigilli en Chile
Ricardo tuvo un breve paso por Vélez antes de desembarcar en Chile, donde salió campeón en 1961 con la Universidad Católica. Allí jugó al lado de Alberto Jorge Fouillioux, uno de los cracks trasandinos de la década del 60, baluarte del seleccionado que se clasificó tercero en el Mundial de 1962.
Trigilli colgó los botines poco después de los 30 años, como era costumbre en aquella época, y antes de los 33 ya dirigía a Argentinos. Asumió en un momento crítico del Bicho y lo salvó del descenso, para aumentar el afecto de los hinchas. Entrenador de modos sencillos, enemigo de los planteos rebuscados, ropa sport y anteojos de sol, empezó a trajinar el país como DT convocado de urgencia para solucionar problemas.
La consagración de Trigilli en Caseros
Así se fue haciendo un nombre entre sus colegas, hasta que en 1977 tomó la conducción de Estudiantes de Buenos Aires en Primera B (por entonces, la segunda categoría del fútbol argentino).
Con ese equipo hizo historia. Peleó mano a mano la primera posición con un fuerte Los Andes y acabó por llevar al Pincha de Caseros, por primera y hasta ahora única vez en más de nueve décadas de profesionalismo en el país.
Trigilli combinó con sapiencia técnica y vigor, juventud y experiencia, para armar un campeón que aún hoy merece homenajes. Los hermanos Guillermo, Luis Ugarte, el Cacique Bravo, el Negro Tolosa (luego transferido a Boca) y Alberto Pafundi fueron los baluartes del plantel.
Esa vuelta olímpica le dio chapa en el medio y fue así que inició un largo recorrido como DT, en la mayoría de los casos contratados por clubes con pretensiones de escalar de división. Anduvo por Ferro, Chacarita, Lanús, All Boys, Colón, Deportivo Morón e incluso Almagro, clásico rival de Estudiantes.
Hasta que en 1996 volvió a Caseros. Y le sumó más gloria a su palmarés, con un ascenso de la B a la B Nacional obtenido después de una memorable goleada 5-1 sobre el enconado adversario de José Ingenieros. Para Trigilli, ya con 62 años, fue la frutilla del postre. Pidió que la dirigencia cumpliera, que mantuviera a esos jugadores y que cuidara al club y a sus socios.
Él decidió que era hora de descansar, que ya le había entregado suficiente tiempo y esfuerzo al fútbol. A lo sumo se prestaba para ofrecer su punto de vista en alguna nota. Para los diarios que se ocupaban del fútbol de los sábados, como se lo denominaba, siempre fue fuente de consulta.
“Trigilli es con una sola l”, corregía el viejo jefe de la redacción de un matutino. “Todos lo ponen mal”, se fastidiaba el hombre. Por mala costumbre o para llevarle la contra a aquel cascarrabias, se siguió escribiendo Trigilli.
«Yo invertí mucho tiempo de mi vida en este club. Logré dos ascensos que fueron muy importantes para esta institución, que es como mi casa. El primer título fue en el año 77, cuando subimos a Primera División. Este sin dudas fue el más reconocido de toda mi carrera como director técnico, ya que logré que un club chico como Estudiantes juegue por única vez en la A. También me tocó dirigir al equipo que pegó el salto de la B al Nacional. También fue muy meritorio, porque en ese momento el club se encontraba en una difícil situación económica. Con un plantel bastante disminuido, pudimos ganarle a Almagro en la final del Reducido y ascender”, reflexionó alguna vez el bueno de Ricardo Trigilli.
Los homenajes que lo revalorizan
Y así se lee, con doble l, desde 2013 en una de las calles colindantes al Estadio Ciudad de Tres de Febrero, cuyo lugar de concentración lleva el nombre del viejo maestro. Y también aparece desde 2021 la inscripción Ricardo Trigilli en una pared sobre Gavilán, donde está uno de los accesos a la platea de Argentinos. Allí, la figura de Don Ricardo, con camiseta roja abotonada y bolsillo blanco del lado izquierdo, luce al lado de un Diego juvenil.