30 años del SAME: los hitos que marcaron la red de emergencias y cuál fue su punto de inflexión

El SAME, el servicio de emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, cumple hoy sus primeros 30 años de vida, en una historia en la que todo el tiempo fue creciendo y profesionalizándose, hasta llegar a convertirse en un sistema modelo que se replicó en una gran cantidad de municipios bonaerenses y hasta fue exportado a Escandinavia.

Con un modelo copiado por Suecia, siempre mantuvo presente la convicción de que “un error es una vida que se va”, como explicó Alberto Crescenti, director general del SAME desde hace 22 años. En la Ciudad, esta red está apuntalada por el constante entrenamiento de su plantel profesional y por la incorporación de tecnología “que hace mucho más eficiente y más rápido el servicio”, en condiciones normales (sin la pandemia del Covid-19) atiende un promedio de 1.200 emergencias por día.

Con un cuerpo de 1.300 agentes entre médicos, choferes de ambulancias y radioperadores, el SAME pasó momentos muy duros a causa del coronavirus. “No sabíamos a lo que estábamos expuestos. Muchos médicos tuvieron que irse de sus domicilios para proteger a sus familias y hemos perdido a varios compañeros”, graficó Crescenti.

Los hitos del SAME

El SAME fue creado en 1991 como una fusión entre lo que era el CIPEC (Centro Informativo y Permanente para Emergencias y Catástrofes), la Dirección General de Material Rodante (ambulancias) y la Dirección General de Atención a la Salud (coordinación médica).

A partir de allí pasó por diversos hitos, que fueron detallados por el propio Crescenti. De ellos, el especialista en emergencias puso sobre relieve los atentados terroristas contra la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994), la tragedia de Cromañón (2004) o el incendio en el depósito de Iron Mountain (2014) en el, barrio de Barracas. Pero lo que marcó un punto de inflexión fue su actuación en la llamada Tragedia de Once en el año 2012, donde 52 personas murieron al chocar una formación de trenes en la estación terminal.

“Ese accidente cambió todos los conceptos de lo que veníamos haciendo. Acá vino el experto de emergencias de Suecia y se llevó todos los protocolos que habíamos aplicado en esa ocasión para copiarlos en ese país y nos dijo ‘si este accidente hubiera pasado en Suecia, no hubiéramos sabido cómo manejarlo’”, recordó Crescenti.

Además, en diálogo con la agencia de noticias Télam, el director general del SAME dijo que “en esa mañana logramos acomodar cientos de heridos en los hospitales y nuestro escuadrón aéreo trasladó en forma urgente a muchas personas, por lo que se evitaron, de este modo, muchas amputaciones”.

El médico que recibió en 2020 la distinción de personalidad destacada en el ámbito de las ciencias médicas por la Legislatura porteña, destacó que “todo esto habla de nuestra permanente capacitación», pero aclara que no son «perfectos», que se pueden «equivocar», pero que deben tender a la optimización de su trabajo porque en su caso, «una equivocación es una vida que se va”.

La pandemia, lo más difícil de los 30 años

También remarcó que con la pandemia les “tocó lidiar con la más fea». Y lo detalló: «Volver a tu casa y ver que no tenés tu espacio porque tu familia se había ido. Perdimos varios médicos y compañeros, no sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando, pero demostramos ser de primera línea. En todo nuestro plantel sólo hubo un 15% de contagios”.

Para Crescenti, el momento más duro que les tocó atravesar a causa del Covid-19 fue la evacuación de los geriátricos: “Ese saludo de ese familiar a distancia muchas veces fue el último porque muchos fallecieron después, y ellos no pudieron volverlos a ver. Ese fue un golpe muy duro para nosotros, pero había que reponerse y seguir. Nosotros jugamos y seguimos jugando un rol muy importante”.

En este sentido, apuntó que “el equipo de psicólogos y psiquiatras es vital para nosotros, porque uno puede caer en un pozo depresivo muy grave después de todo lo que ve”.

Uno de los momentos en que él y otros médicos del SAME estuvieron al borde de la muerte fue en la voladura de un edificio en el barrio de Villa Crespo, en plena avenida Corrientes, en junio del año pasado, donde dos bomberos murieron y otros dos resultaron gravemente heridos. “Allí nos pasó muy cerca. No fue por falta de precaución, pero nos salvamos por muy poco”, recordó Crescenti.

El SAME en números

Además de los 1.300 agentes entre médicos, choferes de ambulancias y radioperadores, el SAME cuenta con 80 ambulancias de alta complejidad, 40 móviles de triage y un equipo aéreo.

Los equipos del servicio de emergencia realizan unas 300.000 intervenciones al año con el 0,004% de mortalidad, una de las más bajas del mundo. Y el promedio diario habitual es de 1.200 acciones, aunque en pandemia se redujeron a 900.

El SAME de Lanús cumplió cinco años y superó los 100 mil auxilios

“Antes del SAME todo se hacía a pulmón. Lo que ha traído este sistema es la formación y capacitación permanente del recurso humano y la tecnología”, explicó Crescenti, quien agregó que “hoy alguien que ve un accidente llama al 107, en forma instantánea se prende una cámara y puedo ver el panorama para saber cómo actuar. Eso se llama telemedicina”.

Crecenti sabe que tiene que estar “las 24 horas, los 7 días de la semana en servicio. Nunca sabés cuándo vas a salir. Tenemos una central operativa inteligente, indicadores de GPS, indicadores de tiempo-respuesta para saber cuánto combustible gasta la ambulancia y códigos de insumos”.

Además, agregó que “somos nosotros los que llegamos primero y los que levantamos a la víctima”, aunque remarcó el valor de actuar en forma integrada con Policía, Bomberos y Defensa Civil, en un sistema de trabajo operativo frente a una emergencia.

Por último, Crescenti remarcó que “este sistema tiene que ser totalmente apolítico”. Y detalló que “ahora se trasladó a 140 municipios de la provincia de Buenos Aires, pero debería estar en toda la Argentina, porque los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte de las personas jóvenes”.