A 30 años de un bochorno: el día que Independiente abandonó en un clásico contra Boca
Sucedió en Mar del Plata, durante un partido de verano de 1993. Aquella noche, el arquero Luis Islas y el técnico Pedro Marchetta forzaron la suspensión del encuentro, disconformes con el arbitraje de Javier Castrilli.
Los abandonos suelen ser una historia oscura dentro del folklore del fútbol argentino. Tanto que se toman hasta episodios forzados por el reglamento -que un equipo se quede en inferioridad numérica, por lesiones y expulsados, lo que deriva en la suspensión del partido- para salpimentar la rivalidad con cargadas. Independiente tiene uno del cual defenderse, en un escándalo de proporciones del que se cumplen 30 años.
Sucedió en Mar del Plata, el 20 de enero de 1993, cuando los torneos de verano tenían por epicentro la ciudad balnearia por excelencia. Aquella noche, sus jugadores resolvieron suspender un amistoso de verano ante Boca por estar en desacuerdo con un fallo del polémico juez Javier Castrilli. ¿Hubo justificación para adoptar una medida tan drástica? Aquí, el relevo de las pruebas…
Un Boca histórico frente a un Rojo necesitado
El Xeneize gozaba durante aquel verano de 1993 una de las mayores alegrías de sus hinchas en mucho tiempo: tras once años sin títulos locales, la formación comandada por el Maestro Oscar Washingon Tabárez se había alzado con el Apertura. En las filas de un Boca inolvidable había nombres hoy históricos: Carlos Navarro Montoya, Sergio Martínez, Alberto José Márcico, Blas Armando Giunta, Roberto Cabañas…
Independiente, por su parte, intentaba volver a ser el que había deslumbrado desde principios de los 70 hasta la primera mitad de los 80, con logros en Argentina y América. Aquel equipo, con el arquero Luis Islas como referente y un pelilargo Diego Cagna en el mediocampo, iba a ser la base del que retornó a la gloria, consagrándose en el Apertura en 1994 y en las Supercopas de ese año y el siguiente.
El verano, en aquellos amistosos que lamentablemente quedaron como una foto del pasado, iba a encontrar entonces a dos de los cuadros más populares en la arena de Mar del Plata. Un marco impresionante, protagonistas que aseguraban espectáculo y tribunas repletas. ¿Qué podía fallar?
Un accidentado partido en Mar del Plata
Ese 20 de enero los dos equipos salieron a jugar bajo una marea de papelitos con más de 30.000 espectadores en las tribunas del José María Minella. El árbitro designado era Castrilli, el Sheriff, un juez conocido por su severidad y, en ocasiones, por su protagonismo. Y aquella vez no iba a pasar para nada desapercibido…
El Xeneize pegó primero: el Beto Márcico, para delirio de los hinchas que lo tenían ya como ídolo del club, puso el 1-0 en el primer tiempo. Antes de irse a los vestuarios, el Rojo se quedó con uno menos: a los 40 minutos, el prometedor zurdito Gustavo López vio justamente la tarjeta roja.
Una vez iniciado el complemento, Independiente no se achicó a pesar de la inferioridad numérica y, a través de Néstor Craviotto de cabeza, empató a los dos minutos.
Todo comenzó a enrarecerse a los 34’: Alberto Acosta, traído de San Lorenzo para reforzar el ataque boquense, fue derribado por el mismo Craviotto y Castrilli sancionó penal. Quedó la sensación, sobre todo después de observar las repeticiones, de que había sido una clara falta.
Sin embargo, los jugadores de Independiente se le fueron al humo al árbitro. Castrilli se mantuvo imperturbable, como era habitual en él, y expulsó a Islas, uno de los que más protestaban, luego de que el arquero y capitán lanzara un pelotazo a la tribuna.
Los suplentes comenzaron a invadir la cancha, enojados por el fallo. El propio Islas y Pedro Marchetta, por entonces entrenador de Independiente, ordenaron la retirada: empezó a hacer gestos con sus manos para terminar el partido.
Apañado por sus dirigentes, Marchetta decidió irse a los vestuarios con su equipo ante el estupor de los jugadores de Boca y la burla de los simpatizantes xeneizes, quienes rápidamente no dudaron en catalogar eso como un abandono por parte del Rojo.
Castrilli decidió dar por terminado el encuentro (se le dio por ganado a Boca) e Independiente fue suspendido de aquel torneo estival, perdiéndose el resto de los amistosos de preparación.
Islas y Marchetta, instigadores del abandono de Independiente
Marchetta no duró mucho más en Independiente. Identificado con Racing, club donde debutó como jugador, los hinchas siempre lo miraron de reojo y, aunque comenzó con buenos números su paso por la vereda opuesta de Avellaneda, algunas derrotas a fin de año terminaron por decretar su final. Su siguiente paso, en 1994, sería en Rosario Central.
La relación de Islas con el Rojo, en cambio, fue cada vez más fuerte: el arquero, que llegó incluso a disputar la Copa del Mundo 1994 en Estados Unidos, ganó dos trofeos con Independiente.
Eso sí: uno y otro pasaron a la historia como los máximos responsables de la decisión tomada por Independiente aquel 20 de enero de 1993, tres décadas atrás. ¿Califica o no como abandono?