El descenso de River: 10 años después, sus delanteros juegan en tres equipos del Conurbano
Pavone, Caruso y Bordagaray estuvieron la tarde fatídica del 26 de junio del 2011 en el Monumental ante Belgrano: solo uno sigue en Primera, mientras que los otros dos se esfuerzan en el Ascenso. Repasá sus historias luego de aquella debacle.
El 26 de junio no es un día más en el fútbol argentino. Esa fecha, en 2011, se dio el descenso de River: en un deporte que tuvo a Diego Maradona, que supo ser campeón del mundo a nivel país y clubes, que vio Libertadores ganadas incluso por instituciones de las no más grandes, aquel es un hecho que nunca se imaginó. Sin embargo, se produjo y acaba de cumplirse la primera década de la dramática serie contra Belgrano: 2-0 para los Celestes la ida en Barrio Alberdi, 1-1 la vuelta en el Monumental.
Mientras el Millonario vive tiempos más felices y realiza el periodo de pretemporada en un moderno complejo de Disney, tratando de olvidar esa caída a la B Nacional, hay jugadores de aquel equipo que aún siguen siendo profesionales en diferentes clubes del Conurbano.
De aquellos sobrevivientes, quizás los más renombrados son, justamente, los delanteros del plantel comandado por Juan José López: Hugo Mariano Pavone es parte de Quilmes, buscando el Ascenso a Primera; Leandro Rubén Caruso gasta sus últimos cartuchos en el humilde Dock Sud, en la Primera C; y Fabián Bordagaray, tras una buena carrera, aún se mantiene en la élite siendo parte del plantel de Banfield. ¿Qué fue de sus vidas?
El rol de cada uno en el descenso de River
Pavone es, de los tres, el que más marcado quedó. El ex delantero de Estudiantes llegó con chapa a Núñez en julio de 2010 y, de hecho, comenzó bien en sus primeros encuentros. Es más: el 26 de junio pintaba como una tarde heroica para él, tras convertir el 1-0 parcial en el primer tiempo. Sin embargo, en la segunda parte -y ya con el encuentro 1 a 1- falló un penal que tapó Juan Carlos Olave y enfureció a los hinchas, quienes provocaron toda clase de desmanes en las propias tribunas del Monumental. La situación se volvió incontrolable y culminó en la suspensión del encuentro. El descenso de River estaba sentenciado.
Caruso no fue tan responsable como su compañero Pavone, pero también fue parte de una jugada que quedó en el recuerdo. En la primera parte, Claudio Pérez le cometió un penal que el árbitro Sergio Pezzota no cobró.
En el entretiempo, tras este fallo polémico, la barra brava de River -con complicidad de la dirigencia- se acercó al vestuario del árbitro para repudiar ese fallo y para exigir un arbitraje más parcial para el Millonario: pese a que el juez pareció inclinar la cancha en los últimos 45 minutos, incluyendo la sanción de ese penal inexistente fallado por Pavone, tampoco alcanzó para salvar a los dirigidos por Jota Jota.
Bordagaray había llegado como el único refuerzo de aquel River antes del último torneo en Primera: toda una apuesta de Daniel Alberto Passarella, por entonces presidente del club. Sin mucha injerencia entre los once titulares, fue uno de los cambios que hizo López para tratar de torcer la historia. Cuenta, incluso, con un curioso récord: fue quien pateó el último tiro libre antes de consumarse el descenso de River.
El hoy: cómo reinventarse en el fútbol
Quien logró levantar nuevamente su carrera fue, quizá, quien más golpeado había quedado. Pavone se fue inmediatamente tras el descenso de River y selló su arribo a un Lanús que seguía peleando cosas importantes. Luego tuvo un positivo desempeño en Cruz Azul, de México, y regresó a Argentina para estar una temporada en Racing y tres en Vélez. Luego de un paso por Uruguay, en Defensor Sporting, Pavone se radicó en el Sur: lleva tres temporadas en Quilmes intentando cerrar su carrera, a los 39 años, con un ascenso.
Caruso decidió volver adonde ya había brillado: Godoy Cruz. Con un buen segundo ciclo en el Tomba, luego estuvo en Argentinos Juniors y Huracán, ya sin tanta estrella. A partir de allí, siguió con su andar por categorías menores del fútbol nacional: All Boys, Juventud de San Luis y, actualmente, Dock Sud. El delantero, a punto de cumplir 40 años, simpatizó desde su infancia por el Docke y sueña con elevarlo de la Primera C.
En cambio, Bordagaray sí logró que aquel descenso no lo marcara y continuó creciendo en su carrera. El delantero pasó por Argentinos y San Lorenzo, logró un pase a Europa (estuvo en Grecia), se reinventó en Defensa y Justicia y, luego de un breve lapso en el Dorados de México con Diego Maradona, sigue siendo parte del plantel de Banfield. A los 34 años es uno de los más experimentados junto a Mauricio Luciano Lollo, casualmente un ex Belgrano, rival en aquella tarde del 26 de junio de 2011 que marcó a River.