Qué es de la vida de Walter Silvani, el 9 que en River soportó burlas hasta de sus propios hinchas y se fue del país
Oriundo de Quilmes, el Cuqui surgió en una época en la que el club de Núñez dominaba el fútbol argentino. Campeón cuatro veces, nunca logró convencer a sus simpatizantes y debió dejar el club a los 24 años. Su carrera siguió en el exterior.
El hincha de River siempre se caracterizó por exigirles a sus jugadores altos niveles no solo de rendimiento, sino también de estética. Uno de los que más sufrieron esa demanda fue Walter Silvani, un delantero de fines de los 80 y principios de los 90 que, a pesar de los resultados positivos, debió irse del Millonario casi por la puerta de atrás.
El Cuqui de River
Walter Gustavo Silvani Ríos nació en Quilmes el 11 de mayo de 1971. Una docena de años más tarde llegó a River y se quedó otros 12. Debutó en Primera a los 18 años, de la mano de Reinaldo Carlos Merlo, en la temporada 1989/90, que terminaría con la obtención del título.
A partir del año siguiente, ya con la llegada de Daniel Alberto Passarella como DT, comenzó a tener más protagonismo, aunque las críticas no tardaron en llegar. Si bien no le guarda rencor a la gente ni al club, Silvani nunca pudo abstraerse de los silbidos y abucheos que lo acompañaron en sus más de 150 partidos con la camiseta blanca y roja.
Aunque sus padecimientos fueron habituales, probablemente el año 1993 haya sido el mejor de su estancia en Núñez. En coincidencia con el surgimiento de Hernán Crespo, la vuelta de Ramón Díaz y la presencia de Ramón Medina Bello, el Cuqui disfrutó de su jornada de gloria en la extinta Copa Centenario: convirtió un gol de oro para eliminar a Boca de la competencia. Después de eso lo dieron a préstamo a Argentinos Juniors y, al retornar, el centro del ataque ya no era suyo.
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Tuvo también, en ese tiempo, un breve contacto con la Selección Argentina. Fue en el Torneo Preolímpico jugado a principios de 1992 en Asunción, que era clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Barcelona. Era dirigido por Alfio Basile, quien había citado a un nutrido grupo de jóvenes estrellas del fútbol local: Diego Latorre, Diego Simeone, Mauricio Pochettino, Antonio Mohamed, el Turu Flores y el Cuqui Silvani eran algunos de los integrantes de aquel plantel.
Era tal la expectativa generada por aquel seleccionado que la revista El Gráfico la había bautizado “La Banda del Gol y el Toque”, en un juego con el programa televisivo de aquellos tiempos, “La Banda del Golden Rocket”. La experiencia fue un fracaso: no lograron el pasaje a los Juegos.
Países de habla hispana y un destino exótico
Su primer club fuera del país fue la Universidad de Chile. Allí compartió plantel con sus compatriotas Leonardo Rodríguez y Cristian Traverso y fue dirigido por Miguel Ángel Russo. El destino quiso que River se cruzara en su camino, en las semifinales de la Copa Libertadores 1996: hizo dupla con Marcelo Salas y no pudo convertir en el 2-3 global, que incluyó un partido muy polémico en el Monumental con dos penales no sancionados para el conjunto chileno.
Después de eso se instaló España, para jugar primero en el Extremadura y luego en Salamanca, donde se quedó cuatro años y dejó un grato recuerdo. Su periplo continuó por el Pachuca mexicano, donde convirtió un gol importante para ser campeón-; el Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos -equipo que años más tarde dirigiría Diego Armando Maradona-; Newell’s y Estudiantes, de regreso al país; hasta su retiro en el Liverpool uruguayo.
Empresario, director deportivo y formador
En 1998, ya colgados los botines, SIlvani ingresó como socio capitalista en Pampero-Artex SA, una empresa dedicada al rubro textil. Cuando su suegro enfermó y él dejó la actividad de futbolista, se puso al frente de la sociedad, que montó su planta productora en la provincia de Catamarca. Además, tuvo un paso como Gerente Financiero en Boston River, el equipo de fútbol uruguayo.
Hace unos años decidió radicarse en Salamanca, una de las ciudades donde más a gusto se sintió durante su carrera. Fue convocado por el Unión Deportiva Santa Marta de Tormes, que milita en la tercera división española, para asumir la dirección deportiva de la institución. Sin embargo, la relación duró poco: el Cuqui Silvani decidió fundar su propia academia para enseñarles a niños.
Una historia que se repite
Aquella situación que vivió Walter Silvani de jugador hoy le sucede a su hija, desde otro punto de vista. Micaela Silvani Muschietti es periodista deportiva y está ligada al fútbol: no recibe los abucheos de “su público”, pero sí críticas constantes de sus colegas. El año pasado no lo toleró más y decidió realizar un posteo, contando lo que le sucedía.
“El fútbol es un lugar increíblemente lindo y apasionante, no lo hagan ni lo conviertan en una pesadilla”, escribió en el final de su descargo contra el machismo en el fútbol. Micaela hoy está en España, junto a su padre y el resto de la familia Silvani.