Quién es el Tano Nania, el DT de un humilde club de barrio al que Leandro Paredes siempre visita en Buenos Aires
Fue el técnico que lo tuvo en sus primeros tiempos en baby fútbol de Brisas del Sud de Mataderos. Cómo jugaba el mediocampista cuando era pibe, las peleas de su madre y el día que estuvo a punto de ir a San Lorenzo en vez de Boca.
Leandro Paredes es un hombre de costumbres arraigadas, las que no cambió siquiera después de haber sido campeón del mundo en Qatar. Cuando no estuvo cerca de Lionel Messi, el gran amigo que encontró en Paris Saint Germain y la Selección, en Argentina pasó sus horas con aquellos que forman parte de su historia de siempre: familia, amigos, clubes y bares que eran su vida antes de ser reconocido como un crack. Y entre tantas personas con las que se vio desde su retorno de la Copa del Mundo, se hizo un espacio para ver al Tano Nania.
Su nombre es Rosario y el apellido puede sonarles familiar a los futboleros porque su hijo, Lucas, jugó como profesional en San Lorenzo. Fue entrenador en Brisas del Sud, el humilde club del barrio de Mataderos que fue el espacio donde Paredes empezó a jugar a ritmo competitivo, cuando todavía era un chico. En ese mismo lugar, Brisas, el mediocampista se acercó en la previa de las fiestas de fin de año para darle un abrazo a aquel formador que lo acompañó en sus primeros años.
Del mismo modo, Paredes estuvo en su paso por Buenos Aires en el buffet del club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, otro de los puntos de referencia de su infancia y adolescencia. Antes había sido uno de los chiquilines que corrían detrás de la pelota, tal vez sin mucho sentido, en la sociedad de fomento La Justina, el refugio de San Justo, su barrio de nacimiento.
“Lo trajimos a los seis años, con su pelito largo hasta la cintura. Me lo trajo un chico categoría 88, para entrenar en el baby y la verdad es que fue una cosa de locos. Ya la técnica y la inteligencia que tenía… Ya los dos o tres días fuimos a hablar con la mamá a San Justo. Él vivía en un barrio muy humilde y después de charlar con la madre, lo sumamos al club”, indicó.
El vínculo de Leandro Paredes con el Tano Nania
Este entrenador es uno de los muchos cazatalentos que abundan en el país. Ahora integra el equipo de captadores de River. Vaya paradoja, Paredes no sólo hizo las Inferiores en Boca, sino que además es fanático del Xeneize, tal como lo expone el enorme tatuaje de La Bombonera que se hizo en 2022. Nania siempre tuvo contactos estrechos con los clubes más grandes del país, pero algo con el Xeneize lo separaba, hasta que hizo una excepción.
En verdad, fue cuando Ramón Maddoni, un maestro en la formación de jugadores que hizo escuela en el Club Parque, le pidió el pase de Leandro para llevarlo a Parque. “Ellos -por Boca- tenían una costumbre de chorearse a los pibes y nunca le quise dar nada. Pero un día me lo pide a Leo. Yo a Leo lo crié a medias con la madre, porque siempre se quería quedar en mi casa, porque mi hijo era como su ídolo. Se quedaba a dormir, me lo llevaba de vacaciones. Se lo di con la condición de que no me lo sacara del baby, y Ramón me respetó siempre. Es el único jugador que les di”, recordó Nania.
La reconstrucción que hace el técnico sobre la infancia de Paredes es entrañable. Lo dirigió en Brisas hasta los 12 años y “él ya se había puesto de novio con Camila Galante, quien hoy es su señora”. Debió ceder también cuando Miriam, la mamá del futbolista, también le pidió por el pase de su hijo para Parque. “Y yo en el último año le dije que sí, porque ahí estaba la noviecita y no quería cortarle la ilusión al pibe”, aportó.
Nania confesó seguir todavía maravillado con lo que vio en ese chico. “Le pegaban y él te metía rabonas ganando y perdiendo, no lo hacía para sobrar”, recordó. Refirió que “de chico era más indio, más agresivo”, tanto que “se la bancaba para jugar con los de un año más grande”.
El problema no era Leandro: “La madre, cuando le pegaban, empezaba a los gritos y las madres o padres de los rivales le respondían. Entonces, teníamos que parar porque se armaban unos quilombos”, afirmó el técnico. Miriam le dio una gran mano a Brisas del Sud, por pedido de su hijo.
Leandro Paredes tampoco se olvida de San Justo
Las imágenes de Leandro Paredes de vacaciones o en alguna reunión social con sus estelares coequipers se reproducen por millones y reciben una aprobación multitudinaria en las redes. Menos vistas son sus fotos rodeado de pibes y pibas en la modesta La Justina Este, una Sociedad de Fomento de San Justo, en el corazón de La Matanza. Una pequeña entidad barrial, orgullosa de haber contribuido a la formación del crack.
“Siempre preferimos no molestarlo pidiéndole cosas; el ofrecimiento salió de él y le estamos agradecidos”, contó una de las autoridades de La Justina Este luego de que Leandro aportara materiales y pintura para revocar paredes descascaradas y arreglar la deteriorada canchita del lugar.
Es así que Leandro, cada vez que puede, vuelve. “Vivimos una tarde muy emotiva en La Justina Este, llena de sonrisas y recuerdos. Gracias a todos por dejarme formar parte de este club. Nunca dejen de soñar”, escribió Paredes en su cuenta de Instagram luego de realizar las donaciones y de ser agasajado por el vecindario de la Sociedad de Fomento, en la calle Asia al 3900.
Allí fue donde Leandro empezó a mostrar sus habilidades innatas para manejar un balón, donde comenzó a pegarle con fuerza, donde se imaginó campeón. Luego siguieron Brisas, Parque, Boca, Roma, Zenit, Paris Saint Germain, Juventus y la gloria eterna con la Selección. Nada de eso lo cambió.