Se retiró Gastón Aguirre, hincha de Temperley que cumplió con el sueño de ser ídolo del club
Superó las 200 presencias con la camiseta del Celeste. Llegó a integrar una Selección de Marcelo Bielsa. En la definición del Apertura 2008, cuando jugaba para San Lorenzo, mató a una paloma de un pelotazo en cancha de Vélez.
Gastón Aguirre ha sido un deportista destacado de Almirante Brown, un referente del ascenso y una figura histórica de Temperley. Muy pocos son los que llegan a convertirse en ídolos del club del cual son hinchas desde chicos. Y él lo consiguió, con la perseverancia como principal bandera.
Hay muchas razones para valorar su campaña, aunque en el rico anecdotario futbolero su nombre se asocia a aquel accidente que le costó la vida a una paloma. Ocurrió a fines de 2008 y hoy, con el retiro definitivo del Tonga ya confirmado, vale la pena recordar el episodio.
Aguirre, nacido el 11 de noviembre de 1981 en Adrogué, era uno de los baluartes defensivos del San Lorenzo de Almagro que, bajo la dirección técnica de Miguel Ángel Russo, iniciaba la disputa de un infartante triangular para definir el campeón del Apertura 2008.
San Lorenzo vencía 2-0 a Tigre y los de Victoria buscaban el descuento. Una pelota quemaba en el área del Ciclón y Aguirre, expeditivo como siempre, la sacó lo más lejos posible. «Metí un puntinazo y pobre paloma», dijo el recio zaguero cuando le consultaron por aquella acción, ocurrida a los 19 minutos de la segunda etapa del partido disputado en cancha de Vélez.
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Saúl Laverni, árbitro del encuentro, se apiadó del ave, recogió el cuerpo con delicadeza y lo depositó fuera de la línea de cal. El match terminó 2-1 y, a las 72 horas, San Lorenzo cayó 3-1 ante Boca, resignando sus chances de coronarse. ¿Habrá sido una especie de castigo divino por la acción de Aguirre? El campeón acabaría siendo Boca, por diferencia de apenas un gol.
Logros y lesiones en la carrera de Aguirre
Consolidado como titular en una zaga que compartía con Jonathan Bottinelli, autor de dos goles en un clásico ante Boca por el Apertura 2009, a Gastón Aguirre lo empezaron a acosar las lesiones. Él, que era un infaltable, tuvo un antes y un después de una rotura de Tendón de Aquiles derecho, en marzo de 2010.
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Gracias a una inquebrantable fuerza de voluntad, el Tonga volvió a los seis meses y en octubre se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Casi un año le demandó volver. Como seguía con dolores en la pierna dos veces lesionada, decidió hacerse una tercera operación. En enero de 2012, por recomendación médica, resolvió practicarse un injerto en la rodilla lastimada. Al poco tiempo tuvo un desprendimiento de meniscos.
Solo un tipo con mucha fortaleza física y mental podía continuar. Y él lo hizo. Nunca repitió el nivel que había alcanzado en el Newell’s 2004, campeón con Américo Rubén Gallego como entrenador, pero fue capaz de competir. Probablemente aquel haya sido su año de máximo rendimiento deportivo. Por algo Marcelo Bielsa lo incluyó en el seleccionado Sub 23 que obtuvo el pasaje para los Juegos Olímpicos, un plantel de jerarquía donde él era primer suplente de Gonzalo Rodríguez y Nicolás Burdisso.
Regreso a Temperley y ascenso
Con Temperley se dio el gusto de volver a jugar en Primera, entre 2015 y 2017, luego del festejado ascenso de 2014. La hinchada del Gasolero, con su bien ganada fama de seguidora y fiel, siempre lo reconoció. Superó las 200 presencias con la camiseta del Celeste y alcanzó ese status de ídolo reservado para pocos: Horacio Magalhaes, Mariano Biondi, Alejo Escos, Darío Siviski, Federico Crivelli…
Sus últimos destinos profesionales fueron Tristán Suárez en Primera B y San Martín de Burzaco, para demostrar que los pagos siempre le tiraron, en Primera C. Casi al borde de los 40 años, con las piernas dolidas, Gastón Aguirre decidió colgar los botines.
Nadie le negará fervor, dedicación y voluntad. Él, un poco en broma y un poco en serio, suele decir: «Seré recordado como aquel futbolista que en un partido mató a una paloma».