Detienen a un criminal muy peligroso: estuvo 16 años escondido en Merlo y se entregó tras un feroz tiroteo
Alejandro Salaverry (40) asesinó a un policía en Mar del Plata en 2003. Se ocultó de la Justicia en Merlo y casi asesina a su vecino en 2018. Este lunes se tiroteó con la Policía cuando fueron a detenerlo.
El nombre de Alejandro Salaverry todavía despierta escalofríos en Merlo. Fue uno de los asesinos más buscados por matar a un policía en su Mar del Plata natal y estuvo prófugo de la Justicia durante 16 años, ocultándose en esa localidad del oeste del Conurbano, donde atacó salvajemente a un vecino al que casi le quita la vida. Este lunes, ya radicado nuevamente en La Feliz y cumpliendo arresto domiciliario, se tiroteó con la Policía cuando fueron a detenerlo.
Su historia criminal comenzó el 23 de octubre de 2003 cuando, junto a tres cómplices, asaltó un local de insumos de computación en la ciudad balnearia y en su huida, se topó con un policía llamado Cristian Agusti: forcejearon y lo mató a sangre fría de tres disparos.
A partir de aquel momento, se convirtió en prófugo y se ocultó de la Justicia con otra identidad (Lucas Lamas) en una vivienda del barrio Parque San Martín, en Merlo, donde en 2018 atacó a machetazos a su vecino hasta casi matarlo. Luego de ello, volvió a vivir en el barrio Pueyrredón de Mar del Plata y se presentó ante la Justicia de aquel distrito un día después de que prescribiera la causa por el crimen del policía.
Sin embargo, a mediados de 2021 fue a vacunarse contra el Covid-19 y saltó la causa en la que estaba procesado por los Tribunales de Morón por el intento de homicidio en Merlo. Entonces se dispuso que el expediente del asesinato del agente no prescribiera. El problema es que la la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de Morón, integrada por los jueces Elizabet Miriam Fernández y Adolfo Naldini, le concedió la prisión domiciliaria pese al rechazo de las familias de las víctimas del delincuente.
Este último viernes 29 de abril, sin embargo, su situación judicial dio un giro inédito en la casua del crimen del policía Agusti. La Sala 3 de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata dispuso que la causa no había prescripto porque hubo «errores judiciales motivados por el accionar delictivo y fraudulento del imputado» y expresó que «Salaverry invocó y ejerció distintas identidades usurpadas, impidiendo su real identificación. No es posible argumentar que la sentencia firme no es susceptible de revisión si, como en el caso, se detectan vicios que la hagan intolerablemente injusta». Así, ordenó que sea nuevamente juzgado y fuera detenido para llevarlo a la cárcel.
Salaverry había declarado que «estoy a derecho, tengo la pulsera colocada porque estoy con arresto domiciliario, así que si me tengo que entregar lo haré pacíficamente». Sin embargo, no cumplió y casi provoca una tragedia cuando, este lunes, recibió a los tiros a los agentes que se presentaron en su domicilio para llevárselo. Voceros judiciales comentaron que al delincuente lo redujeron y le quitaron el arma sus propios familiares.
El sangriento ataque a su vecino de Merlo
Mientras estuvo prófugo por el crimen del policía, Salaverry se refugio bajo el nombre de Lucas Lamas en un domicilio de la calle Azara al 1300 en el barrio Parque San Martín de Merlo y el 15 de octubre del 2018, atacó a machetazos al vecino de la vivienda lindera, el electricista Ernesto Mauro Aragón, al que casi le quita la vida.
Cledis, la esposa de la víctima, contó que había una amistad con «Lucas y su pareja, Ceci», que vivían al lado. Consideraban que eran solitarios y él, hasta poco sociable, habiendo tenido algunos problemas con otros vecinos. Sin embargo, «nunca imaginamos que haría lo que hizo», relató.
A Ernesto y Cledis le habían robado una moto del patio de su casa y decidieron colocar una cámara de seguridad tipo domo, algo que irritó a Salaverry, que levantó un paredón más alto. «A partir de ahí se rompió la amistad», contó la mujer. Aquel 15 de octubre, comenzó una discusión entre su esposo y el delincuente (de quien desconocían su verdadera identidad), que terminó en una feroz golpiza con un machete.
«Por tres centímetros no lo mató. Tuvo dos sangrados internos, de los cuales uno se disolvió y el otro lo tiene. Le quedaron secuelas como que no puede recibir emociones violentas, no se puede golpear la cabeza, no puede hacer trabajos en altura porque se marea. Pero, a comparación de lo que pasó con Agusti, familia a la que destruyó este asesino, la sacamos barata», señaló Cledis.
Por último, agradeció el trabajo de la Policía de la DDI de Morón «que siempre estuvieron a disposición nuestra» y explicó que desde que e enteró de que el salvaje vecino que les cambió la vida era el asesino más buscado por la Justicia de Mar del Plata, mantuvo contacto permanente con la familia de Agusti y espera que Salaverry pueda cumplir su condena por ambas causas.