El Pirata Czornomaz: goles en 20 clubes, dos décadas de carrera y hasta una declaración ante la CIA
Fue un delantero con larguísimo recorrido en el Ascenso y hoy es uno de los ayudantes de campo del Ruso Zielinski en Estudiantes de La Plata. En 1992, la agencia de inteligencia estadounidense investigó su pase al Rapid de Viena.
La vida de Adrián Carlos Czornomaz dispara varios interrogantes… ¿Cómo pasar de la barriada y los bares de Quilmes a las calles y los cafecitos de Viena? ¿Cómo ser jugador de San Lorenzo y también defender la camiseta de Tristán Suárez? ¿Se puede ir de Los Andes a una Universidad mexicana? Todo eso y mucho más hizo el Pirata, una leyenda del Ascenso. Y, tras gritar con todos los colores y en varios idiomas, ahora se dedica a dar indicaciones: el ex delantero (53 años) acompaña al Ruso Zielinski en Estudiantes de La Plata como ayudante técnico.
Czornomaz comenzó su carrera en Argentino de Quilmes y rápidamente dio el salto a Independiente, club del que es hincha y donde se dio el lujo de ser campeón en la temporada 88/89 con Jorge Solari como entrenador. Después de su periplo por Avellaneda, fue futbolista por más de dos décadas y vistió un total de 20 camisetas. Entre éxitos, frustraciones, trofeos y anécdotas, su historia merece ser contada…
Los inicios del Pirata Czornomaz
Adrián dejó Independiente con un título bajo el brazo y tres goles que colaboraron para la conquista roja. Con ese antecedente dio su primer salto al exterior: se fue al Cobreloa de Chile, en pleno desierto de Atacama. El calor no fue un problema y el Pirata Czornomaz rompió redes, convirtiéndose en el máximo artillero de la Copa de Chile de 1990. Insaciable, un día gritó hasta el hartazgo: le convirtió cinco tantos a Huachipato en un partido por el torneo local.
Su vuelta a Argentina fue a otro club grande: San Lorenzo. Sin destacarse tanto pero con un gol a Racing que, según ha dicho, fue el que más festejó en su vida por su condición de hincha de Independiente, le llegó una oportunidad única: el Rapid de Viena, la capital de Austria, decidió llevárselo a Europa en 1992.
Lo que era un viaje de ensueño terminó siendo una pesadilla… El club europeo comenzó a ser investigado por causas de lavado de dinero y el pase del Pirata parecía haber entrado en esas maniobras oscuras. ¡El delantero tuvo que declarar ante enviados de la CIA! Afortunadamente, todo se aclaró y no sufrió consecuencias.
Luego de semejante susto, pegó la vuelta rápido. En 1993 fue parte del Banfield que ascendió a Primera y se constituyó en una pieza importante para el Taladro. De ahí se sumó a Belgrano de Córdoba, también en la élite. Fue su último paso por la máxima categoría. A partir de ahí, comenzaba a nacer una leyenda del Ascenso.
Un goleador de abajo
El Pirata Czornomaz se dio el gusto de jugar en muchos de los clubes más tradicionales del Conurbano. Tras su paso por Banfield, y de nuevo en la B Nacional, encaró el desafío de vestir la camiseta de Quilmes. Luego pasó a All Boys, donde llegó a hacer 26 goles, y otra vez retornó al Sur: se puso la de Los Andes para -nuevamente- hacer cinco goles en un partido. Aquella vez la víctima fue Gimnasia y Tiro de Salta.
Desde Lomas de Zamora empezó otro raid latinoamericano: estuvo en Perú, donde defendió las camisetas de Universitario y Sporting Cristal (¡jugó la final de la Libertadores 1997 ante Cruzeiro!) y en México, donde fue integrante de Tigres, uno de los equipos universitarios que tiene la Liga azteca. En el 97, luego de asegurarse una diferencia económica, volvió a Los Andes.
Atlético Tucumán, otra vez Quilmes, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Tigre, Independiente Rivadavia, Tristán Suárez, Defensa y Justicia, Argentino de Quilmes… El recorrido del Pirata Czornomaz no parecía frenar nunca.
Hasta que un día, en Talleres de Remedios de Escalada, dijo basta: «Siempre me consideré un jugador inteligente, ya que físicamente no era un dotado. Pero cuando ves que pasan los años, no podés aprovechar tus cualidades y no estás a la altura de los pibes, sabes que no va más. Y chau…», dijo al anunciar su retiro.
La función como DT del Pirata Czornomaz
Concluida su etapa de anotador temible, el Pirata Czornomaz no pudo alejarse del fútbol. Primero comenzó como entrenador principal: tras un paso por las Inferiores de Quilmes, fue elegido como DT de Atlético Tucumán. Luego estuvo en Unión, como ayudante de campo de su ex compañero Leonardo Madelón. Y, luego de ciclos breves en Fénix y Talleres de Escalada otra vez como director técnico, le tocó el turno de Estudiantes.
A partir de enero de este 2021, el Pirata Czornomaz acompaña a Ricardo Zielinski como ayudante de campo en la gestión del Ruso al frente del Pincha. Junto con Emanuel Depaoli y Guillermo Farré completan el cuerpo técnico de un Estudiantes que pelea arriba la Liga Profesional y que sueña con llegar alto. Para sus delanteros, los consejos están claros: este Pirata se las sabe todas…