El romance de Lanús y Gilmar Villagrán, el ídolo que no hizo plata con el fútbol y terminó en una empresa de seguridad

Lanús. Deportes
·
13 de mayo de 2023

Dueño de una notable pegada, fue enorme figura en los 80 y los 90. Es el tercer goleador histórico del Granate, con 112 tantos. Cuando el club lo dejó sin trabajo, regresó a su Colonia natal. También es muy querido en Los Andes.

Es uno de los grandes ídolos de Lanús. Como muchos de sus compatriotas durante la segunda mitad de la década del 80 y la primera del 90, Gilmar Villagrán supo disfrutar de ese grito vibrante, mezcla de arenga y reconocimiento, que bajaba de las tribunas argentinas como una avalancha: “¡U-ru-guayo, u-ru-guayo!”.

Sergio Martínez en Boca, Enzo Francescoli en River, Rubén Paz en Racing, Eduardo Pereira en Independiente y Pedro Barrios en Huracán, para resumir a algunos de los más destacados de la época, disfrutaron de esa gratitud popular en los principales clubes del país.

El romance de Lanús con Gilmar Villagrán, el ídolo uruguayo que no hizo plata con el fútbol y terminó en una empresa de seguridad
Villagrán en Colonia del Sacramento y los colores de Lanús siempre presentes, como se ve en el termo.

Gilmar Gilberto Villagrán (nacido el 6 de septiembre de 1961, en Colonia del Sacramento) gozó del mismo reconocimiento en Lanús y Los Andes, cuyos hinchas mayores recuerdan todavía aquella pegada exquisita que los hizo festejar goles importantes.

El desembarco de Gilmar Villagrán en Lanús

Villagrán es paisano y contemporáneo de José Alberto Batista, alias Charly, marcador lateral de larga trayectoria en el mejor Deportivo Español y mundialista con la Celeste. Los dos nacieron en el mismo departamento que ha sido cuna de grandes futbolistas del vecino país. Rodrigo Bentancur, hoy volante del Tottenham en la Premier League, es otro alto exponente de la zona.

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El uruguayo, en sus primeros años con la camiseta granate.

Hacia la antigua ciudad se trasladó Ricardo Acosta, un histórico captador y formador de pibes del Granate. Fue él quien convenció a ese delantero hábil, rápido y con un látigo en la pierna izquierda, para que se mudara a la Argentina. Contó Don Ricardo con una ayuda inestimable: el papá de Gilmar, vaya uno saber por qué motivo, era hincha… de Lanús. Ese acuerdo frustró la posibilidad concreta de que Villagrán se incorporara a Peñarol, que ya lo había apuntado como posible refuerzo.

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La decisión fue arriesgada, dado el contexto de 1984. Los Carboneros habían sido campeones de América en 1982 y repetirían cinco años después. Lanús sufrió dos descensos consecutivos y recién se estaba recuperando de su paso por la Primera C. El tiempo demostraría que Gilmar no se equivocó al elegir su destino.

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Uno de los 112 gritos de gol de Villagrán en Lanús.

Dirigido por Ramón Cabrero, a quien considera un segundo padre, Villagrán se adaptó rápido a Lanús y colaboró en la campaña que llevó al equipo a disputar una de las semifinales por el segundo ascenso. En esa instancia los eliminó Racing de Avellaneda, en un partido donde el árbitro Emilio Misic perjudicó notoriamente a los Granates. Gimnasia y Esgrima La Plata se quedó con el segundo boleto a Primera.

Recién en 1989, ya con el mendocino Roberto Domingo Rogel como director técnico, Lanús logró armar un plantel con pretensiones fundadas de subir. Después de una excelente rueda inicial, se cayó en la segunda y acabó resignando su chance en la última fecha ante Chaco For Ever, en Resistencia. Sobre la hora, un tiro libre de Villagrán, que podría haber significado el ascenso, rebotó en el travesaño.

El primer ascenso de Villagrán con Lanús

La desazón se prolongó por varias semanas y en la pretemporada de 1990, como suele destacar el propio oriental, solo arrancaron ocho profesionales. La novedad fue que un joven Miguel Ángel Russo, en su primera experiencia como DT, asumió la conducción y no solo se ocupó del rubro futbolístico, sino de aspectos vinculados con la organización que contribuyeron mucho al crecimiento institucional de Lanús.

Ese equipo, reforzado por Gabriel Francisco Schurrer, Horacio Javier Bidevich y César Domingo Angelello, vino de atrás y terminó consiguiendo la plaza en Primera al cabo de un dramático ida y vuelta con Quilmes que se definió por penales.

El romance de Lanús con Gilmar Villagrán, el ídolo uruguayo que no hizo plata con el fútbol y terminó en una empresa de seguridad
El uruguayo con su hija y los dos grandes referentes actuales del Granate. Sand y Lautaro Acosta.

Villagrán convirtió el de la victoria y lo festejó de manera eufórica, desprovisto de camiseta y colgado del alambrado en la vieja cancha del Cervecero. Fue el cierre soñado de una campaña en la que disputó 50 partidos y anotó 23 goles.

El tránsito por Primera resultó breve: eran notorias entonces las diferencias entre una categoría y otra. No obstante, también fue pronto el regreso. Lanús recuperó en 1992 su lugar en el máximo nivel del fútbol argentino y allí permanece, para orgullo de su gente y del propio Villagrán: “Me pone contento este presente de Lanús porque ayudé a construirlo”.

El romance de Lanús con Gilmar Villagrán, el ídolo uruguayo que no hizo plata con el fútbol y terminó en una empresa de seguridad
Villagrán, rodeado de hinchas de Lanús en el estadio de Guidi y Cabrero.

Su relación con el Granate se mantiene por la gratitud de los hinchas pero también por su hija, Guadalupe, que también es fanática de Lanús. El club y la nena son la excusa que tiene el ídolo uruguayo para cruzar seguido el charco y venir a la Argentina.

En la actualidad, Gilmar Villagrán vive en su Colonia natal, ciudad a la que volvió después de haberse quedado sin trabajo en Lanús hace una década. Poco tiempo atrás contó que trabaja “en una empresa de seguridad, totalmente alejado del fútbol”. Con 112 tantos, el oriental es el tercer goleador histórico del Granate, sólo superado por José Sand (172) y Luis Arrieta (120).

El romance de Lanús con Gilmar Villagrán, el ídolo uruguayo que no hizo plata con el fútbol y terminó en una empresa de seguridad
El reconocimiento que en 2016 le hicieron a Gilmar Villagrán en La Fortaleza.

“En aquellos años no se hacía plata, la diferencia para poder salvarte era un pase al exterior, Lanús nunca me dejó ir, ganaba 2000 dólares al mes, pero bueno fui feliz, Lanús es mi casa, estuve trabajando en inferiores un tiempo, y siempre me esperan con los brazos abiertos. Ahora estoy trabajando en una empresa de seguridad acá en Colonia”, destacó en 2021.

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El vecino Los Andes es otro club que guarda una grata memoria de Gilmar. Relegado en el Granate por Russo, emigró a Lomas de Zamora y fue una de las figuras del Milrayita que escaló de la Primera B al Nacional. En las tribunas del estadio Eduardo Gallardón, luego de alguna gambeta, un poderoso remate o un gol de tiro libre, también se escuchó fuerte el merecido reconocimiento: “¡U-ru-guayo, u-uruguayo!”. 

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