José María Gatica, el amigo de Perón y Evita, ídolo popular que murió atropellado en Avellaneda

Avellaneda. Deportes
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28 de agosto de 2021

Adorado por las clases bajas, Gatica brilló durante el primer peronismo y se apagó después del golpe de 1955. Esta semana se cumplen 75 años de la primera pelea profesional contra su máximo rival, el rosarino Alfredo Prada.

Oriundo de San Luis, José María Gatica nació un 25 de mayo de 1925 y vivió sus primeros años en el seno de una familia humilde. Justamente fue la pobreza la que los obligó a buscar nuevos rumbos, por lo que viajaron a Buenos Aires. De pibe se la rebuscó como pudo: vendió diarios viejos, pastillas y caramelos. En una de sus tantas jornadas como lustrabotas en Constitución, tuvo una pelea callejera -para mantener su lugar en la estación- y fue visto por Lázaro Koczi, un comerciante de la zona que tenía vínculos con el boxeo

Koczi lo llevó a un alojamiento de marineros, donde Gatica empezó ganándose sus primeros pesos con el deporte de los puños: en The Sailor´s Home, el que vencía al marinero más fuerte a un combate de tres rounds se quedaba con 20 pesos. Una vez que se hizo su lugar, abandonó su puesto de lustrabotas y se dedicó de lleno al boxeo.

El Tigre José María Gatica

Con 17 años, un joven Gatica ocupó el lugar de un ausente Livio Sosa para enfrentar al campeón amateur del momento. Apenas un año mayor, enfrente se encontraba quien sería su más encarnizado rival: Alfredo Prada. Fue una pelea violenta, por momentos salvaje, terminada categóricamente con un zurdazo del campeón que envió a Gatica a la lona. Sin embargo, para sorpresa de todos, Prada fue descalificado y así el primer cruce entre ambos se fue para el nacido en San Luis. 

Dos semanas después, se organizó la revancha y el combate fue para el rosarino. A Gatica ya le decían el Tigre, pero desde el ring side decidieron rebautizarlo como Mono, algo que no le gustó nunca. Aquel combate fue uno de los más convocantes en la historia de la Federación Argentina de Boxeo.

Prada-Gatica, en el profesionalismo

Con la fama ganada, Gatica debutó como profesional el 7 de diciembre de 1945: triunfo por nocaut en el primer round ante Leopoldo Mayorano. Continuó con un ritmo impresionante, acumulando victorias, hasta que llegó el 31 de agosto de 1946. En un combate esperado por mucha gente, se volvería a ver las caras con Alfredo Prada. El Boca-River del boxeo llegaba por primera vez al Luna Park.

El ringside estaba con Prada; la popular, con José María Gatica. El primero del profesionalismo fue para el Tigre y la gente lo festejó como un título. La disputa entre ambos se fue agigantando hasta que dejó de ser un clásico entre dos boxeadores con estilos diferentes: era un choque de clases, de culturas y hasta de principios si se quiere. Gatica arrastró consigo a las clases populares y, aunque ambos se declararon como peronistas, también se quedó con el cariño de Perón y de Evita.

José María Gatica, amigo de Perón y Evita, ídolo popular que murió atropellado en Avellaneda.
El saludo de Gatica con los líderes del justicialismo.

En los años subsiguientes hubo dos peleas más entre ambos. En 1947 un cabezazo de Prada fracturó el maxilar de Gatica, quien igualmente continuó peleando hasta que en el sexto round, bañado en sangre, debió abandonar. Ya padre de María Eva, al Mono le dijeron que posiblemente tuviera que dejar el boxeo. Sin embargo, con dinero y esfuerzo se repuso y al año siguiente, otra vez por puntos, volvió a vencer a Prada en el Luna Park.

Los vínculos de Gatica con el peronismo

La popularidad le abrió muchas puertas a José María Gatica. Queda en el anecdotario popular su encuentro con Perón y la famosa frase: “General, dos potencias se saludan”. Justamente el presidente fue quien bancó el primer viaje del Mono al exterior. Fue a Estados Unidos, para enfrentar a Terry Young, al que venció por nocaut técnico en el 4º round. 

Esa victoria y las gestiones de Perón lo llevaron a medirse en 1951 ante Ike Williams, campeón de peso liviano, aunque éste no expuso el título. Gatica no tuvo mucho para hacer: el dueño del cinturón lo envió a la lona tres veces en el primer round y se quedó con el combate en el mítico Madison Square Garden de Nueva York.

En 1953, ya sin Evita, hubo tiempo para un nuevo Prada-Gatica, pero el nivel de ambos era dispar. Mientras Gatica se desplomaba cada vez más luego de su excursión estadounidense, la seriedad y el comportamiento profesional de Prada lo catapultaron a lograr los títulos argentino y sudamericano de la categoría. Fue triunfo por nocaut para el rosarino, que así empató el historial 3-3.

Caída del peronismo y un trágico final

La Revolución Libertadora terminó con el gobierno de Perón y con las carreras de todos aquellos que estaban identificados con el Partido Justicialista. José María Gatica no fue la excepción: le quitaron la licencia, a pesar de que él decía: “Si yo nunca me metí en política, siempre fui peronista”. Se las ingenió para realizar algunas peleas clandestinas hasta que en una de ellas, en 1956, efectivos policiales lo esperaron abajo del ring para detenerlo. 

Rápidamente fue perdiendo lo poco que tenía: una inundación lo dejó viviendo en una villa miseria en Villa Domínico. Cuando necesitó una mano, apareció su archirrival de toda la vida: Alfredo Prada le dio trabajo en su restaurante, en el que fue una especie de relacionista público que debía sentarse junto a la ventana y saludar a los que se le acercaban. También tuvo algunas peleas de catch junto a Martín Karadagian, aunque el luchador le terminó provocando una lesión de la que no se pudo curar.

Con 38 años, José María Gatica se las tenía que rebuscar como lo había hecho de pibe: vendía muñequitos de colores en las canchas de fútbol. A la vuelta de un Independiente-River en la vieja Doble Visera de Avellaneda, el domingo 10 de noviembre de 1963, fue atropellado por un colectivo de la línea 295 (actual 95) y terminó falleciendo el martes 12.

Su velorio fue en la Federación Argentina de Box y duró varios días. Desde allí, el cortejo fúnebre llegó hasta Avellaneda, donde permaneció enterrado hasta que en 2013 volvió a su San Luis natal. Veinte años antes Leonardo Favio había estrenado “Gatica, el Mono”, un film conmovedor que retrató la vida del ídolo popular.

Gatica en acción: puro temperamento arriba del ring.
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