La leyenda de Eduardo Lausse, el noqueador de La Matanza que no necesitaba ser campeón para llenar el Luna Park
Nacido y criado en Lomas del Mirador, fue un terrible noqueador de la categoría mediano. En los años 50 protagonizó duelos extraordinarios con Andrés Selpa. Los motivos por los que nunca llegó a conquistar una corona.
Ser campeón mundial es el éxito cumbre para un deportista, la gloria suprema, el pasaporte a la eternidad. No fue ese el caso de Eduardo Lausse. La historia de este boxeador argentino, oriundo de La Matanza, es particular: nunca tuvo la posibilidad de subir a un ring para disputar ese título máximo y, sin embargo, quedó en la memoria colectiva como uno de los más grandes de todos los tiempos. Y no solo a nivel nacional…
Lausse, La Matanza y un inicio a puro golpe
Eduardo Lausse nació el 27 de noviembre de 1927. Domiciliado en la calle Bosch 3188, en Lomas del Mirador, comenzó su carrera como boxeador en el Club Alumni, una institución clásica de la Zona Oeste del Conurbano, ubicada en General Paz y Ruta 3.
Su debut profesional fue a los 20 años, ni más ni menos que en el Luna Park, templo sagrado del boxeo local. Ya de entrada mostró sus credenciales y el poder de sus puños…
Considerado un señor fuera del ring por modales y educación, dentro del cuadrilátero se transformaba: tenía una pegada devastadora que lo llevaba a ser un noqueador nato. De hecho, su primer combate terminó de esa forma: fue KO a Jorge McCaddon en el primer round. Demoledor.
Encuadrado en la categoría mediano, la misma de Carlos Monzón y Sergio Martínez, el nocaut fue su gran arma durante toda su carrera: en sus primeros 17 encuentros, ganó 15 por esta vía. Tras seis años de romperla en Argentina y de llenar el Luna Park, Lausse decidió dar el salto: en 1953 viajó por primera vez a Estados Unidos, La Meca del boxeo, para copar la gran escena.
Eduardo Lausse y el salto a la fama
Apodado el Zurdo y ya con una merecida reputación de noqueador sobre sus espaldas, Lausse desembarcó en Estados Unidos para derrotar a rivales de nivel creciente: en esa primera gira de 1953 ganó sus cinco presentaciones por nocaut.
Lausse retornó al norte de América en 1955, tras nuevamente vencer a sus rivales en Argentina, y volvió a deslumbrar. Entre otros, superó a Gene Fullmer, luego campeón del mundo; a Ralph Tiger Jones -que le había ganado a Ray Sugar Robinson- y al cubano Gerardo González, un ilustre del boxeo conocido en todo el mundo como Kid Gavilán.
Su paso por Estados Unidos fue tan espectacular que, años después, llegó el reconocimiento: la revista Ring Magazine, gran autoridad en el deporte, lo ubicó en el puesto 84° de los 100 boxeadores más destacados de la historia. Monzón y Luis Ángel Firpo fueron los otros argentinos de la nómina.
La justeza y la potencia de sus golpes -especialmente el gancho de izquierda- para concretar nocauts, vía por la que obtuvo 62 de sus 75 victorias, fueron los principales atributos técnicos de Lausse. Hasta se ganó otro apodo cinematográfico por parte de la prensa americana de la época: Popeye.
¿Por qué nunca fue campeón mundial? Simplemente, nunca tuvo la chance. Pese a que derrotó a los grandes nombres de su época y el público lo aclamaba, Eduardo Lausse nunca contó con un manager o un patrocinador que lo colocara en una pelea por el cinturón mundial. Un logro que, sin dudas, podría haber conseguido de haber tenido la oportunidad. Fue un capricho del destino. O una negligencia: algunos responsabilizaron a los hermanos Celestino y Alfredo Porzio, sus manejadores.
La rivalidad con Andrés Selpa
La historia de Lausse no pudo coronarse con el título mundial pero sí tuvo un gran cierre con su rivalidad con Andrés Selpa, apodado El Cacique. Oriundo de Bragado, Selpa era todo lo contrario a Lausse fuera del ring: extrovertido, fanfarrón y con ese estilo sobrador que muchas veces adoptan los boxeadores para intimidar a sus rivales.
El primer gran golpe fue para Selpa: en una pelea disputada en Bahía Blanca, el Cacique sorprendió al boxeo nacional y derrotó a Lausse, que llegaba como claro favorito. La revancha, para colmo, fue también para el de Bragado, ahora en el Luna Park. Allí, el Cacique terminó apropiándose del título argentino. Y fue el destinatario de la bronca del público…
Selpa quedó como el malo de la película, ante un Lausse que era héroe nacional a esa altura. Fue por eso que hubo un tercer episodio. Y, esta vez, el Zurdo sí pudo darse el gusto: lo derrotó por puntos y les devolvió la alegría a sus hinchas.
A los 33 años y con una pelea a todo trapo en el Luna Park, donde derrotó a Víctor Zalazar por nocaut en el octavo round, Eduardo Lausse colgó los guantes. No pudo hacerlo con el cinturón máximo, pero tampoco hizo falta. Se ganó un lugar en los libros y a casi tres décadas de su fallecimiento, ocurrido el 8 de mayo de 1995, se lo recuerda como un gigante, sin necesidad de corona.