Del barrio a la Selección: la raíz en el Conurbano de 10 futbolistas que jugarán la Copa América
Una nutrida parte del plantel argentino, que debuta hoy en Brasil contra Chile, dio sus primeros pasos con la pelota en canchitas del Gran Buenos Aires. La humildad y la pertenencia surgen como factores comunes de todos.
A la canchita de la Sociedad de Fomento La Justina, como a la de cualquier club de barrio del Conurbano, los pibes llegan con deseos de ser futbolistas, jugar en Primera y algún día vestir la camiseta de la Selección en una copa internacional. Leandro Daniel Paredes, sin embargo, ni siquiera habrá imaginado un futuro profesional cuando pateó por primera vez una pelota en ese pequeño lugar de San Justo, partido de La Matanza. ¿Qué puede pensar del destino un chico que todavía no cumplió cuatro años?
Paredes, cuya familia se mudó a Mataderos y acercó al futuro crack a Brisas del Sud, es uno de los símbolos de la renovada Selección que competirá en la Copa América de Brasil y uno de los diez futbolistas con origen en el Conurbano que ofrece la lista presentada por la Asociación de Fútbol Argentino.
El Kun, emblema del Conurbano y la Selección
Junto a Carlos Tevez, Sergio Agüero es el caso más notable de este siglo entre los futbolistas con origen en el Conurbano y proyección internacional. Empezó a correr detrás de un balón en los potreros del barrio Los Eucaliptus, en Quilmes, donde un alfajor Capitán del Espacio -orgullo de la zona- era la merienda ideal y el premio más valioso para sus desequilibrantes actuaciones.
La nómina completa de futbolistas bonaerenses (entre paréntesis las procedencias) de la actual nómina incluye también a Nicolás Otamendi (localidad de Talar de Pacheco, partido de Tigre); Rodrigo De Paul (Sarandí, (Avellaneda); Alejandro Gómez (Avellaneda); Nicolás González (Belén de Escobar); Nicolás Domínguez (Haedo, Morón); Nicolás Tagliafico (Adrogué, Almirante Brown); Gonzalo Montiel (González Catán, La Matanza) y Guido Rodríguez (Sáenz Peña, Tres de Febrero).
Otamendi es uno de los varios del grupo que se llama Nicolás. Para diferenciarlo del resto podemos recordar que Hernán y Gonzalo son sus otros nombres. También, con la experiencia que le dan los 33 años, es un hombre del Conurbano bonaerense que ha recorrido el mundo: ha sido profesional en clubes de Brasil, Portugal, España e Inglaterra. En otro sentido, desde chico fue muy viajado.
Tenía 14 años cuando salía de su casa en el barrio La Paloma, de Talar de Pacheco, para tomarse el 721 hasta Panamericana, luego el 15 y más tarde el 57, que lo dejaba a diez cuadras de la Villa Olímpica de Vélez. Al principio lo acompañaba Silvia, la madre, hasta que el costo de los viajes determinó que fuera solo.
El actual jugador del Porto concurrió en su adolescencia junto a su primo a un gimnasio de boxeo del barrio. Durante un año se dedicó a entrenar y, aunque no llegó a competir, fortaleció su cuerpo y trabajó sus reflejos. Si bien tuvo la posibilidad de seguir con el boxeo, se decidió por el fútbol.
Puntos de contacto tiene esa historia con la de Gonzalo Montiel, cuyo segundo nombre es Ariel debido a la admiración que en su casa había por el Burrito Ortega, ídolo de River en los tempranos 90. Montiel arrancó en el Club Social y Deportivo El Tala, de González Catán.
Hijo de un albañil, el hoy eficiente lateral del equipo de Marcelo Gallardo y la Selección, que ha sabido desempeñarse como zaguero o volante y se ha vuelto un certero ejecutor de penales, abordaba el 620 para arrimarse hasta el centro de Catán, en el partido de La Matanza. Allí combinaba con una combi que lo dejaba en Liniers y arriba de la General Paz esperaba el 28 para cubrir el trayecto hasta Villa Martelli, donde se entrenaban las inferiores millonarias.
Al seguir el rastro de los orígenes de los jugadores, el camino llega a canchitas con piso de mosaico o tal vez sólo con un poco de pintura sobre el cemento o directamente de tierra, como era el caso del Kun Agüero en Los Eucalitpus.
Algunas ni techo tienen, como pasaba en La Justina (de Paredes) o El Tala (de Montiel). Sportivo Escobar, la primera casa de Nicolás González, tenía mosaico cuando el hoy jugador del Stuttgart empezó a jugar de chico, antes de pasar a las Inferiores de Argentinos Juniors. Lo mismo que el club Fragio de Ituzaingó, donde lo descubrieron a Nico Domínguez, el surgido en Vélez Sarsfield y hoy en el Bologna de Italia.
Rodrigo De Paul es un embajador del Deportivo Belgrano, de Sarandí, donde compartió equipo con Iván Marcone, quien tuvo paso por la Selección y ya dejó en claro su deseo de, una vez que se retire del fútbol, ser presidente del club barrial que los vio surgir a ambos.
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Es parte de la pertenencia con el barrio que se mantiene en muchos de estos futbolistas. Cuando vuelven al país y se permiten darse una vuelta por la zona (Otamendi es uno de ellos) y, a la distancia, lo muestran a través de sus redes sociales, lo que se potenció en nostálgicos tiempos de la pandemia de Covid-19.
Así, Alejandro Papu Gómez subió a su cuenta de Instagram dos imágenes que lo muestran vestido de Racing: en una como parte de un equipo de baby fútbol y en la otra vestido como un prototipo de «Piojo López», con el número 7 incluido, ya que como el propio jugador del Sevilla español admitió el cordobés fue su ídolo en la infancia.
Nico Tagliafico es un producto puro de Brown. Nació en Rafael Calzada, tanto que sus primeros pasos en el fútbol los dio en el Club Villa Calzada, pero pasó buena parte de su vida en Adrogué, «la ciudad más hermosa» de la Argentina, tal como contó en su cuenta de Twitter cuando, sin actividad con el Ajax por la pandemia, se dispuso a responder preguntas de algunos de sus casi 120 mil seguidores.
La Copa América empezó ayer con la goleada 3-0 de Brasil ante Venezuela y el triunfo 1-0 de Colombia sobre Ecuador. Este es el fixture de Argentina en el Grupo A: hoy con Chile, viernes 18 con Uruguay, lunes 21 con Paraguay y lunes 28 con Bolivia. Los cuatro primeros de cada zona se clasifican a cuartos de final.