El inolvidable Platense de 1967: con chapa de campeón, lo frustró una avivada de Carlos Bilardo
El Calamar le ganaba 3 a 1 en semifinales del Campeonato Metropolitano a Estudiantes de La Plata, que encima tenía un jugador menos, pero un golazo y una picardía del Doctor lo privaron de jugar por el título.
Platense disfruta de su actualidad. Al margen de una marcha irregular en el torneo, los Calamares se sienten felices en Primera tras más de dos décadas de olvido en las categorías menores. El tradicional cuadro de Saavedra, con cancha en Vicente López desde 1979, supo ser importante en el fútbol nacional. Y una prueba de ello fue su andar durante los años 60, cuando incluso estuvo muy cerca de pelear por el Metropolitano de 1967. ¿Quién se lo arruinó? Un esforzado y tenaz volante, Carlos Salvador Bilardo, quien así comenzó a construir su leyenda.
El ascenso de Platense en 1965
La década del 60 no comenzó bien para Platense: después de sufrir su primer descenso, en 1955, el club no había logrado retornar a la máxima categoría. En 1961 un guiño del destino comenzó a cambiar su suerte. Ángel Amadeo Labruna -histórico goleador e ídolo de River, inmortalizado con el puente que lleva su nombre- decidió despuntar el vicio en Saavedra, barrio vecino a Núñez, al borde de los 43 años. El Feo -como se lo conocía- disputó dos partidos con la camiseta del Marrón, llegando a marcar un gol. No sería el único contacto del legendario delantero con el equipo.
El quinquenio de Platense culminaría de la mejor manera. Luego de un amague en 1962, cuando fue segundo de Banfield, en 1965 logró el demorado ascenso, diez años después de abandonar la Primera. En una final emotiva contra All Boys, en un Viejo Gasómetro repleto de hinchas de ambas parcialidades, los de Saavedra dejaron la B y subieron a la tarima principal del fútbol argentino. Con goles de Garro y Guzmán, más una actuación formidable del arquero Enrique Topini, Platense venció 2-1 a un Albo que tenía otro apellido ilustre en el banco de suplentes: Mario Boyé, gloria de Boca y Racing, como DT.
El Metro 1967: a Platense lo paró Carlos Bilardo
Al cabo de aquel breve paso como jugador, Labruna volvió al Calamar desde el otro lado de la línea de cal: asumió como entrenador para el Metropolitano 1967, con un Platense ya consolidado en la primera categoría. Angelito armó un equipo que sorprendió hasta a los propios.
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Derrotó a River, San Lorenzo e Independiente, hizo 40 goles en 22 partidos y quedó primero de su zona, relegando al Rojo, al Ciclón y a Rosario Central. Clasificado a la fase final, le tocó cruzarse con un Estudiantes que, menos vistoso, sabía de dar pelea, de acuerdo con el mensaje que bajaba un técnico joven e innovador: el juninense Osvaldo Juan Zubeldía.
La semifinal se desarrolló la noche del miércoles 3 de agosto en estadio neutral (la Bombonera) y las cosas arrancaron derechas para Platense: con un tanto de Fernando Luis Lavezzi (tío del Pocho) y dos de Carlos Alberto Bulla, los de Labruna establecieron un 3-1, al inicio de la segunda etapa, que parecía definir el pase del Calamar a la gran definición del Metro. Pintaba para goleada cuando Carlos Pachamé salvó sobre la raya una tercera anotación del rosarino Bulla.
Sin embargo, ese Estudiantes nunca bajaba los brazos. El incansable Marcos Norberto Conigliaro, quien había hecho de cabeza el 1-0 parcial, puso un centro para que Juan Ramón Verón (padre de Juan Sebastián) descontara de palomita: 2-3. Pocos minutos después, con la zurda que usaba ocasionalmente, Carlos Salvador Bilardo decretó el empate. Una parda que, por ventaja deportiva, todavía favorecía a Platense.
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Al Pincha le quedaba tiempo. Y aunque le faltaba uno, porque la lesión de Enry Barale a los 30 minutos lo obligaba a jugar con diez en épocas sin cambios, le sobraba picardía… Bilardo, en un preanuncio de lo que sería su viveza como DT, aprovechó una jugada para provocar al arquero de Platense, Juan Carlos Hurt. Y el guardameta reaccionó de la peor manera: le dio una patada al Doctor con la pelota en juego. El árbitro Ángel Coerezza pitó el correspondiente penal. Una certera ejecución de Raúl Horacio Madero, el otro médico de la formación, estableció el 4-3 y le dio forma a la hazaña de Estudiantes.
El resto de la historia para el Pincha es conocida: primer título para uno de los denominados chicos (venció 3-0 a Racing en Boedo); tres Copas Libertadores al hilo, una Intercontinental ganada en Inglaterra y el principio de una carrera que llevaría a Bilardo a conquistar el mundo de la mano de Maradona.
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Platense se mantuvo en Primera hasta principios de la década del 70. Y, por más que hoy nuevamente disfrute de estar en el fútbol de la élite, siempre le quedará la espina de saber “qué hubiera pasado si…”.