Premian a las heladerías más tradicionales y queridas del GBA: las historias detrás de cada una de ellas
La Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados celebra la tradición que llegó con la inmigración italiana. Y reconoció la trayectoria e inserción en la comunidad local de cada uno de los comercios.

La Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines reconoció a las 11 heladerías más tradicionales del país y entre ellas hay 5 del Conurbano. En la foto, la mítica El Piave, de Quilmes.
La industria gastronómica es implacable con el tiempo, pero la elaboración artesanal de helados ha logrado desafiar las modas y las tendencias efímeras. En cada rincón de la Argentina, existe esas heladerías históricas que persisten con la misma pasión y calidad que en sus orígenes. Esta deliciosa costumbre llegó al país con los inmigrantes italianos, encontrando en estas tierras un espacio para desarrollar su propia identidad única.
La labor de impulsar y agrupar a estos artesanos silenciosos que deleitan a miles de vecinos corre por cuenta de la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA).
Esta entidad es la creadora de hitos como la Semana del Auténtico Helado Artesanal, evento instaurado en 1985 y que logró la declaración de Interés Cultural por la Legislatura Porteña hace 11 años. Su iniciativa más popular es La Noche de las Heladerías, un evento federal que se realiza desde 2017 y que ofrece promociones y entretenimiento en todo el país.
Las heladerías reconocidas del Conurbano
Como reconocimiento a la trayectoria, AFADHYA ha distinguido en este 2025 a 11 heladerías notables a nivel nacional, creando un mapa delicioso ideal para la temporada de verano, donde se destacan especialmente varias ubicadas en el Conurbano bonaerense, que son las siguientes:

- El Piave (Quilmes): Es una palabra mayor en la zona sur, con 70 años de historia comandados por Sandra Bortolot, nieta de los fundadores. Con sucursales que se extienden desde Wilde hasta Lanús y Berazategui, esta casa define la herencia familiar. Su carta va del antiguo higo con nuez a la crema Aleluya (crema de gianduia con avellanas y chocolate, dedicada al Papa Francisco). Para combatir el calor, la novedad es el sorbete Fruta d´Oro (mango, banana y lima), pura frescura.
- Bomquebom (Pilar): Nació hace siete décadas en la Plaza 12 de Octubre, cuando Pilar era solo un pequeño pueblo. La pareja de Carlos Moreno y Elsa Díaz fundó esta marca querida por los vecinos, que hoy suma una nueva sucursal en Manzanares. Bomquebom supo renovarse sin perder su espíritu, ofreciendo postres clásicos como el Almendrado y creaciones como el Africano (mousse de chocolate sobre pionono con marsala). Sus sabores más buscados incluyen el sambayón al café con biscotti y la crema portuguesa.

- Vía Flaminia (San Isidro): Su imagen es icónica: el enorme cucurucho de hasta un metro, bañado en chocolate. Abierta en 1965 por Antonio Capraro y Amparo, la heladería sigue en manos de la misma familia, con Sandra perpetuando la tradición inalterada. El local mantiene sus paredes rosadas y la tipografía vintage del logo. Aquí, más allá de algunos gustos nuevos, se conservan las recetas originales de copas heladas como el Don Pedro o el bombón escocés.

- Chinin (San Martín): Sin dudas, es la heladería más querida del partido de San Martín. El local ocupa una enorme esquina sobre la calle Pueyrredón. Su historia comenzó con Egidio, un joven heladero de Venecia que se casó con Maura en Argentina y abrieron el local. Chinin ya cuenta con dos sucursales más (en Villa Ballester y Núñez) y ofrece más de 60 gustos, incluyendo cuatro variedades de pistacho, y opciones golosas como el dulce de leche con bombones rellenos, el crumble de manzana o el lemon pie.

- Arnaldo (Munro): Aunque la mayoría de las heladerías clásicas tiene ADN italiano, Arnaldo es la excepción. Fue fundada por Agustín Arnaldo, un inmigrante asturiano que se enamoró de los helados una vez instalado en Argentina. Tras abrir un despacho de pan en 1959, Agustín se mudó a Munro para inaugurar su heladería en 1964 (bajo el nombre de Sorrento, renombrada en los 90). Con el lema «El mejor helado de Zona Norte», hoy tiene sucursales en Olivos y Martínez, donde se degustan clásicos como quinotos al whisky y creaciones contemporáneas como el mousse de limón con frutillas.

El helado artesanal argentino ha ido ganando terreno en la escena internacional gracias a varias características distintivas:
- Calidad de los ingredientes: Argentina es conocida por su leche de alta calidad, dulce de leche y frutas frescas, que son utilizados para crear sabores deliciosos y auténticos.
- Variedad de sabores: La variedad juega un papel clave. Desde los clásicos como dulce de leche hasta opciones más innovadoras y gourmet, hay una gran diversidad de sabores que satisfacen diferentes paladares.
- Técnicas de producción artesanal: La atención al detalle en el proceso de producción, que a menudo implica la elaboración diaria de pequeños lotes de helado, contribuye a la frescura y calidad del producto final.
- Presencia en competiciones internacionales: Algunas heladerías argentinas han participado y ganado reconocimientos en competiciones internacionales de helado, lo que ha contribuido a elevar la reputación del helado artesanal argentino. Estos eventos proporcionan una plataforma para mostrar la excelencia en la industria.
- Difusión de la cultura gastronómica: La rica cultura gastronómica de Argentina, que incluye el amor por el buen helado. La pasión por la buena comida y la búsqueda de la excelencia gastronómica también han contribuido a la difusión del reconocimiento del helado argentino.







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