“Le decía que era una mariquita”: así era el maltrato de la chica que acusan de asesinar a su novio en Remedios de Escalada
Una hermana de Santiago López Monte (20) contó detalles del tormentoso vínculo que tenían los jóvenes. La agresora de 16 años, identificada como M. N. N., continúa prófuga.

“Tóxica, manipuladora y controladora”. Así definieron a la adolescente que mató a su novio.
Con el paso de las horas empiezan a conocerse más detalles acerca de cómo era la relación entre Santiago López Monte (20) y su novia, la chica de 16 años que lo asesinó a puñaladas en Remedios de Escalada, en el partido de Lanús.
“Tóxica, manipuladora y controladora”. Así fue cómo la describió este jueves Macarena, una de los siete hermanos que tenía la víctima, a la adolescente que todavía se encuentra prófuga.
Según contó Macarena, la principal sospechosa, identificada como M. N. N., no dejaba que Santiago estuviera con su familia, lo cual atribuye a que ella no tenía un buen vínculo con su círculo familiar. “Le decía que era una mariquita, una pollerita de mamá, y no era así“, detalló sobre los constantes maltratos que sufría el joven.
Y del calvario que sufría a diario eran testigos sus propios vecinos, que observaban cómo la chica lo golpeaba y lo insultaba. Incluso, en muchas oportunidades, y luego de sufrir la violencia de su pareja, él se quedaba en la esquina de la casa a la espera de que ella decidiera abrirle la puerta, según relató Macarena en diálogo con radio Mitre.
Una relación enfermiza
Antes de mudarse a la casa de sus suegros, Santiago convivía con M. N. N. en su propia casa, la que compartía con su madre y sus hermanos. Sin embargo, los reiterados castigos que el joven sufría de su propia pareja fueron el desencadenante para echar a la menor.

Un día, la propia madre de Santiago fue testigo de la pesadilla que atravesaba su hijo, al escuchar cómo su pareja lo golpeaba en la habitación de su casa. Cuando la señora quiso interceder, la agresora le pidió que no se metiera y la echó. Con esa orden, M. N. N. se había ganado la carta de expulsión de la vivienda de su Santiago. Su suegra y cuñados habían llegado a un límite.
Ya con Santiago fuera del radar de su familia, la violencia que ejercía sobre él se acentuó todavía más. Y las evidencias se podían observar en el propio cuerpo de la víctima.
Desde el entorno familiar del joven veían como llegaba rasguñado y golpeado cada vez que los visitaba. Incluso, él mismo se encargaba de poner excusas para deslindar de responsabilidades a su pareja. “Una vez vino con la mano cortada y mi mamá le dijo ‘eso es una puñalada’. Y él le decía que se había cortado con la cadena (de su moto). Y era mentira, ella le pegaba”, insistió Macarena.
Asimismo, contó que M. N. N. solía romperle cada teléfono celular nuevo que se compraba, lo cual dificultaba la comunicación fluida con el joven.
Así fue el crimen en Remedios de Escalada
Tal era el control que tenía de Santiago y sus movimientos que ambos habían acordado compartir sus ubicaciones mediante sus teléfonos celulares. “Él nos visitaba, pero llegaba y le decía a mi mamá ‘vine a cortarme el pelo’, y se iba. Porque ella tenía la ubicación de él y no lo dejaba visitarnos”, puntualizó.

Para la familia de Santiago todavía es un misterio el motivo que llevó al joven a continuar una relación sentimental tan violenta y conflictiva. Al día de hoy, sospechan que podía estar “muy enamorado” de su novia, pero tampoco descartan la posibilidad de que estuviera actuando bajo amenazas.
“Nosotros no sabemos por qué él no volvía a su casa. Acá iba a estar bien, incluso mi mamá siempre le decía ‘volvé hijo, volvé’. Y él no quería”, concluyó.
El crimen ocurrió en la esquina de Ceferino Namuncurá y Lituania, en Remedios de Escalada, partido de Lanús. La ahora prófuga fue quien llamó al 911 y aseguró que su pareja se había lastimado con una reja, indicando además que se encontraba sin signos vitales.
Sin embargo, esta versión fue rápidamente desmentida por las pericias médicas, que detectaron dos heridas punzocortantes en el costado izquierdo del torso, una debajo de la tetilla y otra más abajo, que no resultaban compatibles con lesiones accidentales.
A la escena del crimen llegó personal de la Comisaría 4ta de Lanús, junto a una ambulancia del SAME. La médica a cargo confirmó el fallecimiento del joven y dejó constancia de la naturaleza de las heridas. Mientras revisaba el cuerpo, M. N. N. le gritaba y preguntaba: «¿Está vivo? Decime a qué hospital lo llevás«. Tras ello, se escapó del lugar.







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