El primer 9 de diciembre: la historia detrás de aquel domingo con un Superclásico de leyenda entre Boca y River
En 2018, River logró uno de los triunfos más importantes de todos los tiempos cuando en Madrid ganó la Copa Libertadores nada menos que contra Boca. Pero no fue el primer duelo de 9 de diciembre.
River Plate le ganó a Boca Juniors una final que quedó marcada a fuego, la del 9 de diciembre de 2018. Pero hubo otro 9 de diciembre, muchos años antes, con otro cruce de Superclásico que también pasó a la historia por el resultado, sí, pero especialmente por una jugada en particular, protagonizada por dos futbolistas y un árbitro, de los que se sigue hablando ahora, 62 años después.
Cuando la Copa Libertadores no obsesionaba con sus dólares y sus fulgores a los clubes más grandes de nuestro país, ganar el campeonato local constituía la máxima ambición de Boca, River y demás pretendientes. En 1962, en un torneo que arrancó a fines de marzo, hubo tres equipos que llegaron a estar igualados en la punta: los superclásicos rivales y Gimnasia. También arrimó Chacarita, quinto en la clasificación final.
Los platenses sufrieron un par de derrotas inesperadas (1-2 en el Bosque ante Vélez, 0-4 en Villa Crespo contra Atlanta) y quedaron relegados. A la penúltima fecha entonces llegaron Boca y River empatados en 39 unidades, en época de dos por victoria. Lo interesante del caso era que se enfrentaban en la Bombonera, sin margen de especulaciones. Fue el 9 de diciembre de aquel 1962, un adelanto de la final de América que protagonizaron 56 años más tarde en la capital española.
Boca y River en un 9 de diciembre
Los Xeneizes, dirigidos por José D’Amico, salieron a la cancha con una defensa de memoria: Roma; Simeone, Silvero, Orlando y Marzolini; al medio, Menéndez, Rattín y Pezzi; adelante, Pueblas, Valentim y González que se tiraba atrás para ayudar. El Millonario, con la conducción del recién retirado Néstor Rossi, formó con Carrizo; Saiz, Ditro, Varacka y Etchegaray; Pando, Cap, Delem; Sarnari, Artime y Roberto.
El brasileño Paulo Valentim generó la primera llegada profunda: ingresó por el sector derecho al área, Amadeo Carrizo salió rápido a su encuentro y lo tumbó. Penal para Boca que el mismo delantero -habitual verdugo de River y su legendario arquero- transformó en gol. No se había cumplido aún el cuarto de hora.
Los visitantes fueron en busca del empate. Debían justificar su condición de cuadro más anotador del certamen. Les habían hecho seis a Racing, cuatro a Independiente, cuatro a San Lorenzo, cuatro a Argentinos… Boca, por supuesto, no iba a permitir semejante cantidad, menos en su cancha y menos aún sus hombres del fondo, tipos de alta calidad como Silvio Marzolini pero también de probada vehemencia como José Silvero y Antonio Rattín.
Roma a Delem, penal famoso en el Superclásico
La situación se desarrollaba en el terreno que más favorecía al dueño de casa. Abundaban las fricciones, los cortes, alguna que otra discusión… Faltaban 10 minutos cuando un centro aterrizó en la bien protegida área xeneize. Saltaron Luis Artime (al cabo máximo artillero de aquel torneo, con 25 gritos) y Carmelo Simeone (el Cholo original, un recio marcador lateral procedente de Vélez). Existió un contacto, Artime se desmoronó y Carlos Nai Foino, el árbitro, sancionó penal a pesar de las protestas.
El brasileño Vladem Lázaro Ruiz Quevedo, Delem para el ambiente futbolero, se hizo cargo de la responsabilidad. Venía de acertar dos contra Vélez Sarsfield y uno ante Rosario Central, en la fecha anterior. Tenía fama de shoteador infalible.
Antonio Roma, el Tarzán, parecía agrandarse bajo el arco a medida que se demoraba la ejecución. El tiro salió fuerte, bajo y cruzado, levantando un poco tierra. Así habían sido los anteriores de Delem. Roma, sin necesidad de papelitos ni softwares, sabía cómo y dónde pateaba su rival. Se adelantó un par de pasos y desvió el pelotazo.
La Bombonera se movió como pocas veces. Fotógrafos, hinchas y policías invadieron la cancha. Unos buscaban retratar al héroe, otros abrazarlo, algunos de uniforme también, no debe haber faltado alguien que se burlara de Delem…
El juego tardó un montón en reanudarse, hasta que se despejó de intrusos el campo. Había pendiente un córner además. La pelota se fue abriendo y desde allá arriba, como quien afloja una lamparita, Roma la bajó sin guantes, con sus manos salvadoras.
Con un tanto de Norberto Menéndez, otro de Héctor Pueblas y un doblete de Valentim, Boca aplastó 4-0 a Estudiantes de La Plata el 16 de diciembre y celebró un nuevo título. A River no le alcanzó el 4-1 ante Gimnasia. Necesitaba hacer esos goles el domingo anterior y no pudo, ni siquiera de penal.
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