Tras el caso de Ana Obregón, una familia de El Jagüel cuenta su historia: Dante, el nene que nació de la panza de su abuela
La celebridad española fue muy criticada cuando presentó a su nieta, que nació gracias a una subrogación de vientre en Estados Unidos. El caso atraviesa a una familia de Esteban Echeverría, que narra cómo fue su propia experiencia.
Daniela Benítez ya había perdido un embarazo de 8 meses en 2012. Gracias a su madre pudo tener un hijo. Viven todos juntos en Esteban Echeverría.
El caso de Ana Obregón, actriz y presentadora de televisión española de 68 años, volvió a abrir el debate por la subrogación o alquiler de vientres. Se trata de la práctica mediante la cual una mujer presta su útero de forma voluntaria para engendrar un bebé de otra persona o pareja, y que después de dar a luz renuncia a la maternidad. En Esteban Echeverría acaba de ventilarse una historia similar.
Lo ocurrido con la celebridad europea se expuso después de que fuera fotografiada por paparazzis saliendo de un centro médico de Estados Unidos con un bebé en sus brazos. La propia Obregón confirmó que se trata de su nieta, que nació gracias a una gestación subrogada con el esperma de su hijo, Aless Lequio, que falleció de cáncer en 2020 a los 27 años de edad.
«Esta fue la última voluntad de Aless: la de traer un hijo suyo al mundo. Y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer. Cuando a mi hijo le diagnosticaron el cáncer e iba a comenzar la quimioterapia, los médicos le recomendaron que guardara muestras de su esperma, por si los medicamentos le afectaban en el futuro, para asegurarse de poder tener hijos», reveló Ana Obregón. Y agregó: «Lo que me ha permitido seguir viviendo cada día es cumplir esta misión».
La conmovedora historia de una familia en Esteban Echeverría
El caso generó un fuerte debate moral instalado por quienes acusan una mercantilización en la gestación de los bebés y el hecho de que mujeres decidan prestar su cuerpo por fines meramente económicos o, incluso, que familias adineradas utilicen esta práctica para acceder a una paternidad o maternidad de forma conveniente, higiénica e indolora. Aunque en la Argentina no está regulada, se conocen historias de gente que ha prestado su vientre y una está en Esteban Echeverría, en el sur del Conurbano.
Dante González Benítez vive en El Jagüel. Nació en 2016 y lo dio a luz su abuela, Sandra Carballo, quien lo llevó nueve meses en su vientre porque su hija, Daniela Benítez (34) había perdido un embarazo en 2012 y tuvieron que sacarle una parte de su útero. «Me dijeron que tenían que sacármelo porque sino me moría y yo en realidad prefería morirme», confesó Daniela a El Diario Sur. Dos años después de eso, ella y su pareja, Damián González, volvieron a ilusionarse con ser padres y pidieron una consulta médica.
Querían saber si con lo que quedaba de útero podían engendrar un hijo, pero el profesional les dijo que no era posible. Sin embargo, les habló de la posibilidad de que alguien les prestara un vientre e inseminar a esa mujer para poder tener el bebé. «Mi mamá, que en ese momento tenía 48 años, se ofreció a hacerlo», comentó Daniela. Tras preguntarle al médico, este les dijo que si daban bien los estudios correspondientes, la chance estaba antes de que ella cumpliera los 50 años.
En la Argentina no hay claridad en la legislación respecto de la subrogación de vientres. Si bien no existe una ley que prohíba o legalice la práctica, hay una traba que lo complejiza. Para el artículo 562 del Código Civil, es madre de un niño aquella que lo gesta. Por ese motivo, quienes intentan llevar adelante la gestación subrogada en el país deben hacer una presentación judicial para pedir autorización.
No decidieron instantáneamente. Daniela y Damián consideraron adoptar pero los plazos eran largos y sin garantías y tras darle vueltas al asunto, terminaron avanzando hacia esa opción en familia. La joven de Esteban Echeverría contó que tras pérdida de su embarazo no había querido volver a trabajar pero ante la posibilidad que se les había abierto, cuyo tratamiento costaba en ese momento alrededor de $150.000, se dedicó a «ser promotora de tarjetas, limpiar casas, coser… Todo venía bien».
Cómo transcurrió el embarazo
Sandra, la abuela, estuvo convencida desde un primer momento. «No me importaba arriesgar la vida, yo les dije que si me pasaba algo estando embarazada estaba bien, siempre y cuando ella se quedara con su hijo. Siempre estuve segura de que ambos iban a ser excelentes padres. Yo le pedía a Dios que me ayude y le decía a Dante que se agarre fuerte de mi panza porque sus papás lo estaban esperando», relató.
Así recordó cómo transcurrió el embarazo: «Hasta los tres meses estuvo todo bien, pero después empecé con pérdidas y no me moví más de la cama. Ni siquiera me quería bañar porque tenía miedo de perder a mi nieto y fallarle a mi hija, no podía verla sufrir de nuevo». Hubo final (o comienzo) feliz: Dante se adelantó dos semanas a la fecha de parto y nació por cesárea. Daniela estuvo presente en ese momento.
«Cuando lo vi y escuché llorar, sentí el amor más grande del mundo y volví a la vida, porque desde que había perdido a mi hija respiraba porque no me quedaba otra opción», dijo entre lágrimas la joven madre de Esteban Echeverría. Y contó: «Su crianza fue normal y hermosa, vivimos todos juntos y lo cuidamos mucho. Desde que era bebé le contamos como fue que vino a este mundo, a modo de cuentos. Él ahora se lo cuenta a sus compañeros de colegio y los deja sorprendidos».
Un punto conflictivo fue determinar los roles de cada una, tal como lo graficó Sandra. «Al principio no pude ser la abuela que siempre quise ser porque tenía miedo de que mi hija sintiera que yo le estaba quitando el lugar que era de ella y no fui una abuela cargosa, pero cuando lo charlé con ella me volví insoportable».
Qué opina la familia de Dante del caso de Ana Obregón
Habiendo transitado una situación similar, la joven madre de Esteban Echeverría se expresó sobre el caso de Ana Obregón que tanta polémica ha despertado en España y en todo el mundo y dijo: «Mientras no lastime a nadie, ¿qué les importa a los demás? No hay que criticar, porque quedarte sin nada es horrible y cada uno busca su manera de seguir adelante».
Y agregó: «A todas las mujeres que quieren ser madres o salieron de un hospital o clínica con los brazos vacíos, entiendo su dolor, pero no se rindan porque de alguna forma se les va a cumplir su deseo».
