San Miguel: rozó un auto con su colectivo y como respuesta le rompieron los vidrios con una barreta
El atacante, el dueño de un taller mecánico, emprendió con violencia contra el chofer porque en una mala maniobra tocó un vehículo de un cliente. El agresor estuvo demorado y lo liberaron. El colectivero resultó ileso.
La violencia en las calles se observa en diferentes expresiones. Entre ellas, las generadas por la intolerancia. Es lo que se observó en San Miguel, donde el dueño de un taller mecánico reventó los vidrios de un colectivo de la línea 740 con una barreta porque el chofer del transporte, en una mala maniobra, tocó el auto de cliente que estaba estacionado en la calle. El atacante fue demorado pero a las pocas horas quedó en libertad. Y el colectivero sólo sufrió heridas leves en una mano.
El hecho sucedió sobre la calle Ángel Gallardo, casi en la esquina con Las Malvinas, según relato Ramiro, el chofer del colectivo que en ese momento no tenía pasajeros. Tuvo que tomar en forma circunstancial esa ruta porque la calle Pichincha, en esa zona, está cortada por arreglos.
“Esa cuadra estaba llena de autos y había poco lugar para pasar. Cuando estaba llegando a la esquina, veo que viene un compañero en la otra mano y entonces hago marcha atrás para darle paso. Ahí quedé con la cola del colectivo contra uno de los autos estacionados. Salieron del taller mecánico para guiarme pero en una de las maniobras lo terminé tocando”, expuso el colectivero.
El propio Ramiro prosiguió: “Se acerca este hombre aparentemente para charlar pero empieza a increparme, a decirme que me va a romper el colectivo para que me echen. Le contesté que no tenía sentido, que no me iban a hacer algo así en la empresa y que le daba los datos para que lo arreglaran entre ellos., que le iban a pagar. Pero ahí empezó con los golpes. Yo mantuve el teléfono grabando con una mano y algunos vidrios me lastimaron”.
Por este episodio, ocurrido el sábado alrededor de las 19, el chofer hizo la denuncia correspondiente y estaba presto para reincorporarse a trabajar. Dijo no tener miedo pese a que deberá volver a pasar durante el recorrido por ese mismo lugar. “En ese momento sentí impotencia, un poco de bronca, porque en ese momento no sabés hasta dónde puede llegar la agresión. Por suerte salí ileso”, expuso.